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lunes, 17 de julio de 2017

DESHEBRANDO UN HILO...


            Vibra el eco y en su astucia rebota frecuencias entre las paredes del cansancio, sume sus rodillas el letargo y amenaza consistente, la desidia. Baila la nostalgia en viejos acordes, en aquellos en los que la vida no respiraba flaquezas, en aquellos en que la felicidad era casi completa y la soledad solo un incomprendido espejismo.
           Las decisiones condicionaron destinos, ajenos orgullos tomaron diferentes atajos y en mi camino se abrió el telón de un teatro distinto, la vibración de una escondida vocación y el abrazo a la exhalación de un cielo, que guía el dolor de mis lágrimas y que tomo como reto. En su exhalación está la fuerza del viento del Universo, el profundo tambor del trueno en el último mundo desconocido y el fuego de un millón de lavas, que supuran la sangre del corazón de los más viejos planetas. A ella me aferro porque en su poder conseguiré, en su profundidad me realizaré y en su infinito, un día eternizaré mis sentimientos.
           Despacito dejo que mi alma abra los ojos, enchino sus pestañas para que vea claro y en cada retina siembro una gotita del elixir de la esperanza que copié de un sueño,  ese sueño que nació compartido, creció poquito a poquito con mucho dolor y murió en las manos de su realizador, como don de vida, como genio o como eterno amante de todo lo creado…Ese sueño que siempre pende de un hilo.
           Y en la sublime exhalación de mi cielo, vive ese sueño. Desnudo mi cuerpo y tomo su hilo. Se queman mis manos y cimbra el pecho, se marca en el vientre y lo enredo entre los dedos de mis pies. Es delgado, largo y fuerte. Me suelta una de sus hebras, la hebra del conquistador de libertad, el héroe nacido de fértil tierra, ese fabuloso humano que murió en el dar y esa bandera que no lleva su nombre, pero que en ella están escritas las cuatro huellas de la sangre de sus dedos al agonizar. Una segunda hebra brinca y azota mis dientes. La hebra del sabio de la palabra, del pensador de verdades y proxeneta de la ignorancia. Un ser solo, antisocial, lector de libros sin estantería y observador de viejas  miradas. Un ser que enseña a ser y en la virtud, te predica lo que serás por lo que haces. Un ser que es maestro, el primer alumno del Universo y el último consejero de tus defectos…Por eso, cuando duermes, los convierte en refranes para que los entiendas y te reinventes.
            Tiembla el hilo, vibra y un escalofrío que cierra ojos invade mi cuerpo. Es la tercera hebra, la hebra del soñador de amor. La sorpresa es agradable pues el soñador, no se acompaña solo de romanticismo. En su larga cabalgata destila dulces letras la poesía, infinidad de sentires la prosa, hermosas cadencias las rimas y suaves perfumes, la épica y voraz leyenda. Pero su cola es larga y profunda…Y aparece el erotismo que siempre suda piel, la seducción  que cuando no contorsiona muerde labios, la sensualidad que refleja alma y sale por los poros, el deseo disfrazado de juguetón juglar y la pasión que en su caja de regalo, los mantiene a todos juntos en el lazo de la ternura.

            La emoción traiciona prisa, exige la música grito de trompetas, ronquez de saxo y salpicar melódico de piano. El relámpago del sueño saca su espada y se deshebra siete veces, cada una un color, cada visión un arcoíris de sensaciones…Cada hebra una explicación. Veo al sabio, al amante, al conquistador de libertades, a mi verdadera vocación, a mi Creador, a mi sueño y me veo a mí: Realizado, vivido, con el don de mi cielo aprendido y ejecutado, con la enseñanza dada y con mi muerte explicada…Deshebra ese hilo, aprende y tu vida tendrá sentido.


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