Sé que tu mirada fue mi maestra, tus ojos ese color que en mi escalofrío era luz en la vereda, tus palabras ese ardor que en mi lengua me pedían poeta, el aliento ese poder que en mi dentro, te respiraba por completo.
Dime que en mi sueño eras tú la que me acariciabas, dime que esa humedad contenida era parte de tus ganas, que era tu corazón quien latía mi sangre y tu alma esa hermosura blanca, que me leía sin temor ni pausa. ¡Dímelo!
Mi amor es profundo, un silencio bailado, esa armonía que no requiere ensayo: tus senos en mi pecho, en tus caderas mis manos, tus dedos lamiendo mi cuello, un profundo aliento sobre tu boca mordiendo labios, entre tus piernas esculpiendo el orgasmo por tantas noches guardado, respirando deseo, abrigada en mi verso, cobijados entre los brazos de tanto anhelo, una danza hecha pasión, esa que ambos ardemos por dentro.
Explícame tu sueño, ese profundo beso que en tus ojos veo, ese calor que en tu cuerpo siento, esa caricia que tiembla en la mejilla, ese sabor a ti que vive en mi saliva, ese dolor tan humano que por ti, siempre mantengo en vigilia. Dime a qué sabe el rocio en tu primavera, si cae en hojas o retoña como mariposa, si es perecedero o como mi amor, un idiota que por ti, vaga eterno.
Cuéntame tus miedos, amárrate como sábana a mi lecho, acurrúcate entre los algodones de mis vellos, siente a mi hombre porque de otras miradas ya soy celo y después…ámame, ámame como a nadie has amado, entra en mi como nadie ha osado, corta esa historia que solo es imaginación y de la distancia el sutil pliego de una vieja canción y luego…ven desnuda a mi alma porque es blanca, llena de luz y tan atrevida que te quiere pecadora y santa, tan salvaje que desnuda ha sido bañada por el río, en corchos de fuertes acacias tu amor ha escrito, en cada raíz nuestro destino, en cada rosa tu perfume y también el mío…en cada camino, esas huellas que profundas cuentan, que nuestro amor es divino.
Mujer, te he dibujado y pintado, también deseado y soñado, con la imaginación idolatrado, con el pensamiento tu erotismo saboreado, pero en el fondo, del viento soy un juglar, ese que canta en la esquina de cualquier bar, el que espera a quien salga sin nada que retar, ese que llora notas y entre bemoles alguna que otra melodía que me lagrimea hermosa, el que viene y por la vida va, también el que te escribe con las rimas de su libertad, el que desempaña la ventana cada mañana esperando tu beso llegar, ese soy yo, libre, poeta y de la noche escritor, de la luna su adulador, del mar un terco nadador, de la lagrima un acérrimo escultor, porque hoy, quizás entre tus sienes, solo soy, un molesto rumor.