https://publishers.propellerads.com/#/pub/auth/signUp?refId=Tilr HISTORIAS DE ITACA

jueves, 2 de abril de 2020

AMOR EN QUINTA DIMENSIÓN.



          Eran viejos amantes, de esos que hacían el amor en cualquier parte, esos que hablaban con la mirada sin prometer con palabras, los que respiraban su pasión en cada lágrima, los que acariciaban cada deseo y no fingían en la virtualidad, el juramento de un eterno beso. 
          Eran viejos amantes, hechos de abrazos a la antigua, enseñados en educaciones elegantes entre sonrisas tímidas, con principios que cualquier rey envidiaría y con ese toque de alquimia, que los transformaba noche y día en excelsas poesías.
          
          Llego el último de aquellos primeros días. Como siempre la cama estaba tendida, en el rincón la silla consentida donde desnudaban sedas y camisas, una media luz tenue abrazaba paredes, dos almohadas los esperaban tersas y medio calientes, la luna abría reflejos en su ventana y una suave melodía los envolvía entre ceras, tintos y algunas gotitas que atrevidas, ya caían sobre la sabana. La pasión se creaba, también el amor y se hacía con calma, la pausa tenía prisa y ella despacito la caminaba, la tocaba y lo tocaba, sus dedos eran miel de caña, sus besos vainillas chorreando dulces varas, sus miradas permanecían cerradas,  pues eran sus almas las que amaban. 
          Subió la temperatura sobre aquella cama, una aurora vestida de boreal los envolvió de colores y nieblas fantásticas, las estrellas se conjuntaban: las Pléyades a Venus secuestraban, de Marte se entintaba roja la Luna, la libido de Escorpión le quitaba su fuerza a Orion y una vieja galaxia soltaba miles de cometas, para que abrazaran con su luz nuestra Tierra. El cielo abrió su lienzo, cien mariposas copulaban sobre aquel cuadro abierto, los delfines volaban, sobre nubes alados carpinteros lluvias repicoteaban y sonreían a cada mirada, que una manada de águilas les regalaba. Un búho sorprendido todo miraba y la naturaleza sonreía viendo estupefacta, como todo se reinventaba.
           Eran viejos amantes y sabedores de su poder tan embriagante. Elevaban su frecuencia porque ya sentían del amor su belleza, vibraban estrellas, se endulzaban con el vapor del cometa, también de sudores goteados de cereza y aguamiel, tocaban cuerdas en piel, teclas en cada suspiro, aire en cada gemido, exóticos sabores en cada beso correcto y permitido...y fue entonces que la música los erizó erectos con su acorde más perfecto y divino. Se detuvieron los corazones, vieron sus cuerpos amándose rodeados de hermosos colores, cada caricia mostraba una diferente tinta, cada beso su libertad y un albedrio que jamás habían conocido, cada mirada como penetraba dentro de la otra alma y cada gemido se convertía en una canción, más larga que un libro. Todo era magia, de los sentidos un baile de elegancias, aquel amor se dibujaba y era cada corazón quien en su óleo lo pintaba. 
           Eran viejos amantes, consentían y sabían, sin miedos ni teorías, dándose sin medida. Desde el astral todo era poesía y decidieron llegar a lo más profundo y escribir de su amor la más hermosa elegía. Ella se abrió y el penetro su alma, su eterico cuerpo hasta tocar la espina de su espalda, cada pedacito de su espíritu hasta tener cada poro de piel dentro de su garganta. La amo más y más, ella se contorsiono, el con fuerza la abrazo, un punzante escalofrío sintió, lloro, una ternura con sus versos los escribió y en el grito supieron que ese orgasmo no era humano, sino que en ellos vivía, como un regalo de Dios.

miércoles, 1 de abril de 2020

LA MUJER SERPIENTE (Un cuento para mayores de 50).


De versos la lleno el falso poeta
De suspiros un aire pervertido
De caricias una mano pobre y vieja
Y el viento, ese viento prohibido, la dibujo de silbidos...
        Y todos, la hicimos leyenda. 

          Cuentan que aquella esquina era de ella, también el alma de la cantina y la última de las sillas. Como siempre a las siete, con el cuerpo valiente y una belleza, que no pasa con los meses. Mujer complaciente y exigente, dama, doncella y de las personas, fiel oyente. Miró al cantinero y aquella barra estremeció sus pliegos, entre maderas y viejos hierros, entre polillas y oxidados anhelos...entre charlas, copas y perdidos deseos. 
          Abrió el bar, se abrió el paisaje con ella junto a una rockola siempre a medio cantar, el cantinero gritaba, una camarera limpiaba, la rata en silencio sus mañas susurraba y un desarmado acordeón, recordaba sus siete dueños, sentado en un rincón. Añoraban las botellas ser destapadas, aquel vino tan viejo su esencia en su vidrio reposaba, pues nadie lo inclinaba; un destilado entre gotas su enebro buscaba, otro un gengibre para que alguien lo degustara, muchos olían a caña y otros a uva negra, muy fermentada. Al fondo una granadina bailaba samba, un amaretto gemía junto a su almendra ya rancia, un licor quería que lo enmielaran, una seductora conga buscaba una sombrilla que la vistiera de gala, cuando una barrica llena de saliva, goteaba su agave en una vaso para aquella mujer dueña de su esquina y también de la cantina.
          Entró un hombre, abrió la puerta como vaquero y Quijote, miró a su izquierda, escupió a la derecha, con la pierna tomo una silla y con su mano una mesa, tronó el puño, tembló la camarera y el cantinero sirvió cuatro tapas y un litro de cerveza. Lagarto frito con mayonesa, patatas bravas a la leonesa, berberechos caminando sobre la mesa, almejas en salsa verde oliendo a cruda y verbena, y un caldito de camarón seco, congelado desde la ultima veda.  Cruzaron miradas, asintió el hombre y respiró la barra. A cada quien su estampa, a cada quien su comida y su bebida, porque somos lo que comemos y también lo que bebemos y no es alegoría.
         La cantina se llenó. Entró el doctor, el maestro y un auditor, seis borrachos de autor, dos prostitutas de tocador y un cura que de monaguillo traga vino se disfrazó. Ya eran las dos, aquella mujer su silla dejó, un silencio entre tanto humo se pintó y aquellos hombres se distrajeron con su culo y algo más que era tentador: falda corta, escote dibujado en un torso por nadie imaginado, transparencias osadas, cadera apretada, sonrisa seducida con maña, piernas largas y bien contorneadas, cadencia sobrada y una sombra tan erotica, que hasta el cura su estola de monaguillo entre sus dientes mojaba. 
         Y dieron las tres, se acabo el café porque tenerlo no era menester, la botana caía por doquier, cacahuates y cucarachas bañadas en almíbar de azabache, pistachos podridos de un antiguo cultivaje, sardinas en escabeche de viejos elefantes, quesos verdes con hongos de antiguos maridajes, alguna salchicha gritando su oreaje y un viejo salmón que jamás fue ahumado y ahora salía como parte del viaje. El vino sonreía, el alcohol entre cañas revivía, un licor hasta su tapón mordía solo para ver, si alguien lo consentía.
         Salió aquella mujer del tocador o de quién sabe que baño, pues su perfume era copia de un extraño hedor. La rata aprendió su maña y la seguía a corta distancia. Cuerpo lleno de escamas, lengua bípeda y ojos de serpiente preñada. Desnuda caminaba, todos callaban. Se estremeció la barra cuando aquella mujer pidió un sorbo de aguamiel de caña. Todos miraban. Con suave elegancia sacó de su vagina cien hilos. Eran de seda y resistentes al agua. Le gritó al trueno, al viento y no sé a qué cosa rara. Se apagaron las luces, cada hilo a un cuello fuerte se enredaba, tosieron las gargantas y las  lenguas por fuera, sus bilis salivaban. El cura no rezaba, solo pedía limosnas a las mesas más cercanas. El maestro a cada prostituta un espejo enseñaba para ver si se reflejaban, el doctor brindó con el auditor pues no habría mañana y su deuda quedaría saldada, mientras los seis borrachos pedían al cantinero otra copa, la caminera y una más, para que el alma les curara. 
             Se abrió la puerta y el telón. El circo era de marionetas. Todas y cada una hechas de papel cartón, sujetadas por hilos de seda, con las lenguas por fuera y bailando al mismo son. Una gran serpiente las movía, parecían vivas pero todas eran un simple clon. La obra fue escrita por Adán y Eva, pagada por el gran Dragón y auspiciada por una religión. Debía ser eterna, llena de sufrimientos y también algún que otro perdón. Aquellas marionetas pasarían hambre, carencias, luchas y guerras sin razón, sometimientos y resentimientos, pecados y miedos, catástrofes, desamores y celos, pandemias y alguna que otra vivencia, desde la cloaca de la sinrazón. La serpiente los reía, así lo quería, ignorancia y opresión, televisión y mucha religión, baja frecuencia en la vibración...El alimento perfecto para un gobierno oscuro lleno de poder, odio y malversación. 
                 Aquellos hilos se estrechaban, cada garganta ahogaban, la libertad sólo era una utópica palabra, el sentimiento un mal verso, la mirada del alma un desecho y el sueño algo dirigido, por las fauces ensangrentadas de aquel gobierno. 
                 El más borracho y santo, como pudo caminó a la barra, agarró un cuchillo limonero sin pedir permiso al cantinero, rajó su garganta y vomitó la bilis que aquella serpiente quería de botana. Se desprendió el hilo y con el cosió su orificio, a cada uno se acercó con sumo sigilo mientras aquel reptil absorbía cada miedo, su bilis y algún que otro amargo caramelo. Corto hilos y gargantas, cosió y enseño, con dulces parábolas les habló, milagros por doquier mostró pero ninguno de ellos entendió. Lloró, todo su amor les dio, la sabiduría de Universo y cada beso que en sus mejillas en forma de evangelio tatuó. La madera más vieja se clavo al ver que nada pasó, a su Padre se encomendó y la gran serpiente su verdadera historia, amañó. Aquellas mujeres y hombres agarraron viejos hilos, los ataron otra vez a sus gargantas y todavía hoy, viven bajo el poder de la serpiente, sin libertades, oprimidos, desahuciados y totalmente confundidos en falsos pecados. Viven alimentando unas escamas que los tiene como granja humana.
 

ENAMÓRATE DE TI Y DE MI.



               Cierra los ojos, deja que sea el alma quien te mire, cada sentimiento el que tu corazón explique, los susurros de tu sangre los que te hablen de amor y las gotitas de tus lágrimas, las que mojen de ternura cualquier dolor. Deja que el suspiro hecho de escalofrío te medite, que el viento te acaricie, que la imaginación del Universo te cobije...déjate llevar, por cada brisa y por cada mar, por el alba y su
rocio, por la noche y su dulce frío, por la luna y por cada estrella que vuela en tu sueños y abraza cada uno de tus más íntimos deseos.
               Enamórate de ti y de mi, de esta Tierra que te pario para existir, de cada flor, del río y su nenúfar cuando lo pinta de esplendor, de la cascada y la montaña, del cielo cuando dibuja en su azul una nube simpática, del león, la mariposa y del caminar elegante de una jirafa. Enamórate, crea amor, ese sentimiento que al nacer te rompe en dolor...Crea, crea el gemido cuando es de dos, la ilusión de un atardecer, lo romántico de una vela al anochecer y también cuando chorrea tersa cada momento, que tienes imaginado de placer.
               Enamórate porque nada tienes que perder. El amor creado lo puedes sostener aún cuando tu montaña se deshiele de nieves, aún cuando el volcán perfore sus sienes, aún cuando el fuego destruya todo su verde, aun cuando el hombre la llene con sus heces porque siempre llegara el día que de nuevo brotará y solo para ti, lo hará. Ese día llegará y veras que todo tu amor, un maravilloso destino, en tu vida sembrará.
               Enamórate sin miedo, con la cara llena de viento, con los brazos pertrechos de ternura y sentimientos, con los labios mojados, con la lengua tersa y el ansia abierta, con el latido erecto en cada momento, con la mirada suave y con la tinta perfecta, para escribir toda tu poesía, dentro del alma correcta. Enamórate sin medida, con la intensidad de una penetrante melodía, con el acorde que su corazón te pedía, con esa ilusión de un primer beso de niño con niña, con esa dulzura y ese calor que tienes dentro y quizás, no lo sabias. 
               Enamórate de ti y de mi.

domingo, 29 de marzo de 2020

CREPITA LA LEÑA.



                Suda la ventana, de tu vaho y mi aliento vibra empañada, una silueta reflejada, es nuestra luna que con su velo caído nos mira desnuda y empapada. Me miras y te miro, te ofrezco amable un copa de mi añejo tinto y es tu ojo quien asiente, con un travieso guiño. Tocas mi cara, con mi ternura hueles del deseo su ansia, me pides una mirada cerrada y siento tus labios sobre cada comisura de mi boca, a punto de ser amada. Me das la mano y despacito es el abrazo quien recorre tu espalda, recorres la alfombra suave como la seda de una sabana, te arrodillas y a tu lado me señalas, crepita la leña y de las brasas una tenue luz, nos acompaña. Intento una palabra y es tu boca la que absorbe toda mi garganta, te dibujo un suspiro y es tu lengua la que en mi saliva nada, te siento en medio de un enjambre de hadas y es tu sonrisa la que me dice, que serás profundamente amada. 
               Crepita la leña, el rojo de su brasa calienta el alma, te respiro, me idolatras, se excitan los libidos, te desnudo despacito, arrancas mi camisa, el cinto de un vigor oprimido y en un dulce olvido pierdo de mi historia todo su sentido. Desabrocho tu blusa con caricias y dedos de ternura, recorro tus mejillas, cada rincón de perdidos días, cada explicación de noches sin poesía...entretejo mis huellas en tus cabellos y sobre tus hombros los desvanezco, desnudos y traviesos. Me pides calma pero ya mi alma está excitada, mi piel te suda y te quiere también mojada, tus dientes aprietan labios y son tus pezones quienes erectos me piden, que sean amados hasta el alba. Entre tus pechos hundo mi cara, sabor a vainillas y almohadas, a caricia de pasión entre sabanas, a perfume de corazón y terciopelo de mariposas con sus alas muy enceladas. 
               Crepita la leña y entre sus chispas inventas un primer gemido, un sorbo de tinto, toca mi boca un pezon atrevido, piensan tus manos sobre mi cabeza, estiras tu cuello, arqueas la espalda, en tus labios esa lluvia que solo el deseo empapa, en tu piel ese escalofrío cuando mi beso en tu ombligo, juega atrevido. Te prometo no parar, al cielo como testigo le doy potestad, a cada estrella un poco de humildad porque tanta belleza no pueden opacar, a mi mar que recoja su espuma, su marea, cada grano de sal y toda su inmensidad, porque estoy a punto de amarte, de verdad. 
               Crepita la leña, todo es simple, maravilloso, mojados en un sentimiento hermoso, acompañados por ceras y tintos cosechados en veranos calurosos, vestidos de naturaleza y lodo, embriagados de amor y penetrados de alma, hasta el fondo. Mírame porque te leo, suspírame porque te deseo, no me hables porque es tu corazón quien recita de la pasión su hambre, solo piénsame, porque en tu memoria este momento, será parte de nuestro bagaje.
               Crepita la leña, suda la ventana, revive nuevos humos la brasa. El calor es intenso, entre tus piernas mi beso perverso, juega e imagina, se reinventa, absorbe y tira, entra y en tus jugos nada en las ubres de un inquieto y dulce poema. Mis manos en tus muslos, un escalofrío te come profundo, en mis dientes estás a gusto y dejas que sea mi lengua la que te excite en un viaje que sabes, no es de este mundo. Déjate llevar, deja que el abrazo acabe con tanta soledad, explotemos en nuestra ansiedad, juntos y a la vez, date toda porque yo todo me daré...date toda, porque este orgasmo nos pertenece y no hay nada ni a quien temer.
               Suda la ventana, el frío afuera pinta una escarcha y un gemido grita libertad y hazaña. De repente la brasa en un extraño silencio calla, cruzamos miradas, la ternura nos abraza, es precioso amar, hermoso oler del mar la intimidad, maravilloso el orgasmo que siempre de mi guardarás,  porque sabes que nuestra leña jamás, ¡jamás!...dejará de crepitar.

               

TODO TERMINÓ, JUSTO ANTES DE EMPEZAR





               Éramos ilusión, de los anhelos canción, un deseo, el más dulce de los sentimientos y del sueño, su más hermosa pasión. Nos dibujamos en vientos, solitarios cuando la luna nos pensaba en sus reflejos, acariciados y tocados por una imaginación sin tiempo, rebozados en arena, pintados en espumas que eran letras, olidos por un amor que ya latía cada paso, de aquella incipiente primavera. De profundos pensamientos hablábamos, coincidíamos y reíamos, en la duda el corazón sufria, una chispa traviesa salía de mi palabra y me respondías dulce, con una sonora carcajada. Lo simple era mágico, sincero el adagio, el silencio complicado y las ganas, un hermoso y pedido regalo. Una y otra vez arrugamos distancias,  nos atrevimos a gritar un "te amo", a la soledad casa seda de su paño, a la piel el eterno abrazo y también a nuestros labios, un primer beso que sería del sueño, el deseo más anhelado.
                  Y llegó la oscuridad, ese manto obsceno capaz de hacernos callar, el momento en que una tristeza es dulce al abrazar, ese instante donde la tupida coraza nos impide cualquier mirar. No sé si fue el orgullo quien midió el tiempo o la experiencia la que lleno nuestros sentimientos con sus pliegos. No sé si algo tuvo que ver el celo o algun antiguo resentimiento, un eco mal interpretado, una sílaba fuera de su casilla o un pecado que por joven, todavía no había ido a misa. No sé pero nos ahogamos en una densa neblina, incapaces de saber ni preguntar qué hacer, el silencio nos tomó por primera vez y ni tú ni yo, supimos a nuestro amor hacerlo valer. Todo se fue, cada sonrisa y su calidez, las miradas sin prisa, esos labios llenos de cada uno y también de sed, las caricias prometidas, las distancias elegidas, el destino y por supuesto cada rosa que hermosa, crecía en nuestro camino.
                  Fuimos incapaces de acariciar,  de saborear tanto mar, de darnos la mano y nuestros dedos entrelazar, de estar, de besar, de mirar, de sentir y respetar...Fuimos incapaces de amar, porque todo terminó, justo antes de empezar.


 

            
     

lunes, 23 de marzo de 2020

DE TI EMPAPADO.



               Brillé como nunca sobre tu piel, gotita a gotita, con el silencio de un beso sabor a miel, empapado con la tinta de tu sudor y con esos cristales de sal, que nuestro mar nos regalaba llenos de amor. En la playa de aquel sueño te escribí, me rebocé en tu arena y sentí, te miré y por todo mi cuerpo, un escalofrío embarazó de ti, cada sangre de mi latir. 
               Te encontré en un mundo de corazones rotos, de soledades permitidas, lleno de espinas y caminos angostos...Te encontré en mi sueño, en ese mar donde nadan mis deseos, envuelta en una marea de caracolas y viejos cangrejos, buscando cariño en ajenos Universos, quizás una gotita de ternura entre tanta espuma o quizás solo esperando, a este hombre que para ti cargo, lleno de anhelos y también sabio. Tenme, porque para ti he sido hecho, abrázame porque tu alma ya me llama compañero, siénteme porque en mi piel ya están tatuados, cada uno de tus besos. Amor te llamo y no me canso de gritarlo, Ángel te pienso, como Hada te imagino y como las más hermosa de las letras, en cada viento que pasa te escribo. 
                Asómate a tu vida desde el balcón de mi poesía, verás flores de ti vestidas, gardenias y orquídeas, forjados hierros que son arrugas consentidas, manos fuertes, ceras siempre prendidas, dos copas llenas de un añejo tinto y entre mis sienes, el chorrear de unas tintas que clavan en comisuras tus orgasmos, cada vez que recorren mis mejillas. Escucharás acordes en miel sostenidos, a un ronco saxo respirándome contenido, la soledad de una pared blanca y como para ti, se abre de par en par, mi cama. Leerás que la vida me ha enseñado, de amor llenado, de su cariño una y otra vez sudado, de su melancolía de suspiros contagiado, con su magia canas me ha pintado y de su elegancia mi corazón, ha sido una y otra vez, abotonado.
                Desde el lejos te llamo, ven a mi lado porque hoy en mi sueño, Dios me ha hablado...En piel te he deseado, en labios profundo te he besado, en miradas te he idolatrado, en caricias me he derretido apasionado, en ternuras todo de mí te he explicado...ven a mi lado, porque hoy amanecí, de ti empapado. 
                
                
                
                
               

sábado, 21 de marzo de 2020

POETA Y ASCETA. (Día mundial de la poesía)

        
               Le robó un piano sus letras al poeta, le quitó su sangre, lo convirtió en asceta y con cada letra una nota nació, envuelta en una melodía inquieta. La poesía suspiró, desnuda, sin venas, huérfana de su poeta. 
               Alzó el mar su veda, soltó espumas y grandes olas que de sal estaban llenas, pescó el alcatraz, reflejó el Sol un alba que se podía tocar, el pelícano fue vivaz, la Luna una linda figura perdida en alta mar y aquella arena se lleno de huellas de un asceta con su poesía desnuda bajo el brazo y con una lagrima que profunda, le reclamaba pecado.
                Tocó el primer son la campana. Poco a poco un rocío  todo preñaba, el paisaje, las bancas del parque, la soledad de un viaje a ninguna parte, cada puerta que tocaba aquel asceta solo para pedir hospedaje. Se cerró la primera y la última, el frío era bagaje, un sentimiento el valor de su equipaje, la emoción el recuerdo de una vieja creacion, su tristeza la nostalgia de una canción y la sonrisa una mirada perdida, más allá de cualquier desazón. Cerró los ojos, al cielo pidió perdón, al día compasión y a la noche una oportunidad, más allá de la razón. Lo abrazó  el sueño, sintió un escalofrío que de su espalda era dueño, un suspiro que recordó, un gemido de valor y una luz que salía de su corazón e iluminaba su alma con amor y mucha pasión: era inspiración, su musa sentada en aquel piano, melodía de letras y adagios, óperas escritas por célebres manos, armonías y solfeos, libros volando abiertos...rimas acariciando pieles no permitidas, besos hechos de tintas, sentimientos intensos y alguna que otra poesía, recitada como traviesa alegoría.
                Se acercó a la musa, al piano y a su vida. Aquel perfume lo pervertía, azahares y vainillas bailando bajo una luna prohibida. Su musa...vestida de orquídeas, como siempre desnuda lo latía, de mirada divina y en su cara, reflejado el dulce orgullo de la poesía. Labios mojados de caramelo y suave carmín de terciopelo, cabellos lacios, dedos largos que tocaban hermosura en cada tecla de aquel piano. Sonó el rebelde trueno desde la osa mayor, un delfín voló, el bosque se abrió, la enredadera paró , el eco en su grito se ahogó y la piedra en agua se convirtió. Danzó el gnomo, el druida su barba acicaló...la pócima estaba hecha y aquel asceta, despacito la probó.
                 La música de sus letras se desprendió, a su poesía le dio vigor, al sentimiento valor y a la inspiración, amor. Despertó siendo otra vez poeta, una voz que retumba rimas por las sienes del planeta, un cariño que camina y explora,  una ternura que escribe caricias a todas horas a veces en prosa y otras como juglar, también cantinas enamora.
                  Dicen que a veces lo ven pasar, ya no toca puertas y solo al viento es capaz de saludar. No viaja solo, con su musa de la mano y con una cuerda, arrastra un viejo piano. Ya está viejo y poquito arrugado, explica que cada paño es un año, cada grieta el más hermoso de los poemas que la vida le ha regalado, cada lágrima  seca en su cara un aprendizaje por ser humano y cada sonrisa, el recuerdo de una melodía que un día secuestró sus letras y las convirtió en música, para que en su dulzura no se perdieran en las manos de un asceta.
                   Dicen que a veces lo ven pasar y que cada huella explica el camino a su mar, cada gesto, que con su musa es capaz de volar, cada mirada, que en sus letras hay profundidad, cada saludo al viento...que por favor nadie, se atreva a olvidar. Asceta y poeta, señor de las rimas y palabras perfectas,  mago de frases rotas, hechicero de viejos amantes y brujas celosas...cantautor de la vida, profeta de intensidades prohibidas, valedor de caricias inciertas...Poeta y asceta, lo ven pasar y nadie sabe, de donde vienen sus letras.



               

               

martes, 17 de marzo de 2020

DENTRO DE TU BESO.

      
             
              Qué extraño es no tenerte, que extraño es amarte en silencio, que extraño es extrañarte tanto y tanto. Intento respirar sin ti y te siento en el aire, humedecerme sin ti y son tus besos los que mojan mis ansiedades, latir sin ti y es tu sangre la que me llena de cariño por todas partes. 
              Sabes que no fue casualidad ni un momento perdido en otra eternidad, pero si un silencio escrito que mi alma jamás olvidará. Me miraste y te miré, caminó el deseo por doquier y a través, mi cara acerqué, del suspiro su primer aliento tomé, con mis labios tu boca abracé, en ti entré, de tu lengua saliva robé y despacito sentiste que este hombre, te empezaba a querer. Cerraste los ojos, al cielo su azul le quité, una media luz llena de luna enmiele y poco a poquito en tu garganta, una poesía con mi baile rime. Fue un espacio sin tiempo, un infinito lleno de celo, un hermoso paisaje que con ternura dibujé, cuando dentro de tu beso,mes tuve por primera vez. 
              Explotó el gemido, una locura nos poseyó con el grito contenido, pintamos caricias, olimos dulces fresas y vainillas, bajo tu nariz, en mi barbilla, en tu mejilla, por todo mi cuello, en tu oreja y en la mía, por tus cabellos y en cada grieta de nuestros labios, mojados con atrevidas salivas. Entré en tu beso y de mi amor te llené, entraste en mi boca y me diste del Universo su placer. El corazón latía sin importar la sangre que lo movía, la mirada dormía y era el alma la que nos veía, la razón corría pues era el sentimiento quien nos poseía...y el atrevido beso caminaba sin pausa ni prisa, pues era el amor, quien nos abrazaba en su melodía. El reloj detuvo sus manecillas, silbo el viento su armonía, calló el grillo su raspada alegoría y nos miró el búho extasiado por la belleza, de aquel beso tan profundo. 
              Ese recuerdo robó mi tiempo, escribió las letras de un momento eterno, humedeció mi memoria cuando en él me siento y se convirtió en esa oración que cada día rezo, cuando en mi sueño nado, dentro de tu beso.


jueves, 12 de marzo de 2020

ERES MI ELEGIDA.



                 Te siento cerca, tan cerca que en el viento te respiro intenso, en la nube tu silueta reflejo, en la espuma de mi mar ya toco cada uno de tus besos, sobre la arena de mis huellas un destino dibujo, porque tú, ya estás en ellas. Tu nombre, un recuerdo de canción añeja, tu aliento ese maridaje que en mi garganta explota y un deseo me deja, tu olor ese celo de flor que solo mi alma huele, en todo su resplandor.
                 Lucho contra la distancia, abro mi mano, abrazo espacio, cierro el puño y lo doblego para que pronto estés a mi lado. De la locura soy poeta enamorado, de mi ansiedad un esclavo, de la indecisión un condenado que solo espera un triste amanecer, para ser ejecutado, de tu dulzura ese tarro vacío que pronto por ti, espera ser llenado. Ven a mi lado, ya no aguanto el dolor de este vacío tan extraño, tampoco el sabor de este aire tan amargo, te necesito tanto... Tanto que mi soledad en cada blanco te ha pintado, imaginado y poseído hasta el cálido orgasmo...Tanto que una y otra vez mi sueño de ti, mi cama ha empapado...Tanto que cuando te extraño una lagrima, cierra mis ojos y humedece mis labios...Tanto que cuando te pienso, mi corazón le roba, sus latidos al Universo. 
                 Ven a mi lado, a mi vida y a mi sueño, entra en mis veranos, abrázame cuando me tirite el invierno, acariciame ternura sobre mi pecho, besos por todo mi cuello, viste con tus suspiros mis versos, lléname con tu rima, con la seducción de una mujer latina, con ese baile encadenado lleno de ilusión y elegante desmayo...con la música de tu gemido, con la danza de tu espalda y con esa magia que me enamora, cada vez, que cruzo tu mirada.
                 Ven a mi lado, no tengas miedo, mi mundo es sincero, ya quite sus piedras y las puse a un lado en otra vereda, desgarré  cada enredadera, cada ortiga que traviesa picaba mis piernas, lo sembré de rosas y miles de abejas...Y mi mundo se lleno de pétalos y miel, de música y letras en piel, de mi poesía, de tus soñadas caricias, de sábanas  hechas de nubes y sedas de exoticas melodías, de eroticas noches y maravillosos días, de mí y de todo lo que para ti guardo, porque eres, mi elegida.