Quise aprender como cazar una ilusión y
el cielo te dibujó en mi sueño, quise que la imaginación te siguiera y sentí el peso de mis lágrimas cuando atravesaron
el corazón, quise robar tiempo, engullir
espacio, expandir mi piel para que la tocaras y cerrar mis labios para que
jamás nadie les diera sabor a beso…y las campanas del trueno repicaron tristeza
en mi alma, mi Luna desvistió su velo y una añoranza escribió su verso. Me
dejaste solo, con una abandonada suerte recorriendo mi espalda, con el grito
desgarrad , y abriendo surcos en las líneas de mis manos. Y entonces le robé al
primer portal un pedazo de soledad, a la pared su maltrecho blanco y a la
lluvia sus tintas de barro. Corté de tajo las venas de mi brazo, escupí de mis
labios la hiel de un mal trago y borré de mis ojos el color de ajenas miradas. De
rabia llené dedos, de coraje mi alma y con el puño del corazón escribí la
pasión de una razón:
“El deseo aprieta,
siente lo profundo la desmedida pasión, grita el verso por ser escuchado y mira
el hombre un triste vacío en sus manos. Se funde el cariño con las ganas de
tocar, apresura el pensamiento una idea, la imaginación posee al sueño y la
esperanza no se atreve a ser ilusión. Camina lejos una silueta, un velo de Luna
acaricia su desnudez y el suave viento entrelaza sus cabellos entre dulces
cristales de sal y mar.
Date la vuelta y mira porque son mis huellas
las que pisan tu sombra, son mis caricias las que arrastran ternura de arena,
son mis sentimientos los que entre espumas quieren mojar tus labios y es mi
destino el que vive atrapado en la brisa y escribe ilusiones en tu espalda.
Date la vuelta y respírame, porque mi
fragancia la envolví con tu viento, mis deseos nadan entre las burbujas de tu
mar y la dulce mirada de tu alma ya se atrevió a robar mi aliento.
Siénteme
cerca, deja que mis manos te toquen, que mis dedos caminen despacito sobre tu elegancia, que mis labios se llenen
de tu sudor y que mi piel se desgarre a jirones cuando no estés. Siénteme tan
dentro que tus deseos germinen humedades en mi pecho, que cuando estreches mis
brazos, escuches el latir de mi poesía y que cuando el beso pegue nuestras
almas, mi corazón robe tu sangre.
Date la vuelta
porque soy escalofrío en tu nuca, el que tapa tu sombra y el que escribe tus
pisadas. Date la vuelta y escucha el dolor de mi ansia, el temblor de mis
labios y el sudor de mis lágrimas por no tenerte. Date la vuelta porque mi alma
se abrió, mi cuerpo vive desnudo y mi poesía deshace sus tintas entre la
soledad de cada portal. Date la vuelta y mírate, porque soy tu espejo, el
reflejo de tu alma y el tesoro oculto al final de tu arcoíris. Date la vuelta y
escucha el gemido de mi amor, el grito de una pasión, el aullido del poro
cuando suda mi llanto, el eco de las grietas al romper la tersura de mis labios
y el profundo latido de mi sangre, en el seco corazón de un viejo y cansado
amante.”
Ya las venas secaban mis brazos, el
vacío me abrigaba frío, el portal de reojo se alejaba y la lluvia pintaba de
rojo carmín aquella calle. Se atrevió una Luna a mostrarse plena, las sombras
entumían un silencioso baile de sentidos y mi vida la buscaba en un ápice de
media luz. El sentimiento noble surgió, una silueta apareció, hincaron las
rodillas sus bruces y una ilusión recorrió solícita mi espina dorsal. Desvaneció
el sueño a la incipiente muerte, olió mi cuerpo toda su fragancia, escuchó mi
corazón cada tilde que un día escribí en su alma, junté mi vida toda y saqué de
lo más profundo, el grito más estremecedor del espíritu: ¡Date la vuelta!..y
todo se repitió en el juego del amor y el deseo, la pasión y el desamor, un
alma que ama y una piel que no siente, un corazón que late y un cuerpo que
jamás...se da la vuelta.
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