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domingo, 2 de diciembre de 2018

SENTIMIENTOS EN SILENCIO.


             Se fundió el abrazo en sentimiento, el corazón en un extraño presentimiento, la religión perdía su aliento y a piel pegada, sudaba el alma en cada poro de su membrana. Se cruzaban las miradas, la palabra era vaga, el beso deseo, un suave frío recorría nuestros cuerpos, mientras despacito un pequeño aliento, caminaba entre tus labios y se mostraba travieso. Abrazabas mi suspiro, tu boca pedía abrigo, temblaba la mejilla y poco a poco, tu mano tocaba mi barba y también las pestañas, con una caricia.
             El silencio era consentido, no había mejor forma que un latido para expresar lo sentido, ese tocar atrevido, ese sabor que huele a divino, esa curiosidad que resbalaba por tus hombros y desprendía de mí, ese niño que estaba dormido. Arqueabas tu espalda, en tu cintura dejaba un ansia, la blusa te quitaba mientras deshacías el nudo de mi corbata, una media luz gritaba calma y nuestra Luna se quitaba el velo, para que en su reflejo nos pintáramos de amantes viejos y jóvenes en celo.
             Me tomaste de la mano, seguí tu cuerpo que ya de mí sentía empapado, me pediste espacio, se abrieron las sábanas y bajo tu almohada, vi aquel poema que un día, te escribió mi alma. Cerraste los ojos, lo pegaste a tu seno, suspiraste esa miel que como tinta traía dentro y con un delicado gesto, me pediste que hiciéramos el amor, verso por verso.
             Mojaba la caricia, estremecía la ternura y fluía una lágrima cuando  en mi boca aquella poesía tomaba la forma de mi alma pura, esa por la que fue escrita, esa que en amor compartiría, tu vida con la mía. Suspiraba el verso, entre sus comas abrazaba melodía, esa nostalgia que letra a letra explicaba mis días, mis noches vacías, esas ceras que en ti chorreaban desmedidas, aquellos viejos tintos que sorbo a sorbo me recordaban, todo el sabor que de tu mosto no tenía. La estrofa sufría, terminarla no podía, tu boca estaba muy cerca de la mía, el deseo me afligía, tu mirada me contenía, tu caricia en mi pecho cada vez más me sentía y fue en el primer punto, cuando tu beso me ahogó de amor y entramos en éxtasis, atravesando las primeras rimas. Tus cabellos me olían, mis manos tus muslos querían, en tu garganta el suspiro gemía, la poesía seguía, cada tilde era divina y en el vientre toda mi sangre latía, cuando nadaba desnudo, perdido en tu saliva.
             El poema se daba y se daba, entre pétalos e imaginaciones todo era rocío y esperanza, cada sentimiento su color dibujaba, cada ternura estaba llena de letras, palabras y húmedas alboradas, cada pausa pintada con el óleo de la distancia y cada promesa, llena de intensidades y nostalgias mientras tu boca por todo mi cuerpo, caminaba y caminaba.
             Mi alma de ti se llenaba, abierta toda te pedía mujer y que de ti la embriagaras. La pasión desgarró el silencio, desde dentro nos atravesó la lanza del sentimiento, aquella poesía hablaba con el profundo aliento, el gemido se disfrazó de grito, el aire de un punzante escalofrío y te hice mía, entre versos, rimas y con toda mi vida.



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