Fluye tersa la primera caricia, despacito
resbala el dedo entre aceites y chocolates, viaja húmedo el aire y un suave
calor se posa en tu piel. Asume la mirada su poder, un aliento dibuja vaho entre
labios y pierde la cera su última chispa entre luces de medios tonos. Un añejo
tinto descuelga su caldo y el pulso habla inquieto, el silencio mastica un
verso y lo funde en temblorosa saliva, cruje la brasa, arde un deseo, grita la
pasión y un instinto goloso, se desgarra entre lágrimas de lujuria.
Siénteme porque mi alma le robó un latido a tu
corazón y una música está por nacer, tócame porque quiero imaginar tentación, mírame
porque quiero atreverme, dame un beso y recuéstate en mis brazos, muéstrame tus
ojos, ciérralos y deja que mi pecho se pegue a tu espalda. Mueve tus hombros
con suavidad y déjate llevar. Nota mis labios vértebra por vértebra, un beso en
tu lunar y mis dedos perdidos entre tus cabellos. Ya mi aliento calla tus
labios, tu cuerpo se eriza y contorsionas tus muslos. Las manos aprietan
caricias, el sudor exhala cariño, se entrelazan los pies, muerde un suspiro y
el olor se tatúa. El sentimiento deshace razón, la ilusión emociona un sueño y
el profundo erotismo camina de puntitas por cada escama de piel. Llega la
pausa, despacito una nube tapa su Luna y la desnudez pinta suave, una sombra de
caramelo en la pared.
Relame una copa tus labios, chorrea su carmìn una cera, pide permiso una
extraña brisa y tu mirada atraviesa mi deseo. Amo tus ojos y en mi boca dibujo
de beso tus pestañas, tu mejilla me acaricia como velo de viento, siento el mar
de tu lengua en cada uno de mis dientes y el profundo gemido de tu alma,
desgarra mi garganta. Eres mía, cierro mis ojos frente al teatro de tu cuerpo,
escucho como tus labios se abren, como tus poros expanden sudor, como la música pervierte cada acorde,
como tu piel me pide y como late tu deseo. Te siento profunda y me hablas de
miel, se desbocan dos almas y gime intensa la poesía de una pasión. Copia el
sentimiento la erección de tu pezón y se hace más fuerte, recita un grito el
vigor pegado a tu vientre y se abre dulce, el hermoso libro del edén. Se
derraman en cascada latidos y gemidos, caricias y colores, orgasmos y
sensaciones, besos y seducciones…Y el poeta fluye, la musa bebe el agua de un
placer inspirado, el viento empuja la nube y una Luna desnuda sus pétalos ante
la mirada absorta del Universo. Despierta firme el impulso erótico de un
sentimiento y se viste de ilusión. El sueño empuja y la seducción empapa, una
contorsión explica su música, el olor excita y dos cuerpos terminan en un
gemido orgásmico la pulcritud de aquel acorde.
Duerme el cabello su beso de pecho, descansa el brazo en terciopelo y la
mano recorre despacito una vieja ternura. El olor roba sudor, piel pegada a
piel, los alientos esconden miradas y nace el primer verso de una poesía. Dibuja
el cielo su color y la imaginación lo pinta, una calidez piensa un escalofrío y
el dedo lo recorre, se eriza el vello, agita la boca un suspiro, el pecado es
intenso, el miedo tiembla su infierno y crece húmedo el beso entre axilas y
rincones. Huele el amanecer sus viejos granos, la caricia araña su penúltima ternura
y la seda sueña transparencias. Eriza la almohada sus algodones, desnuda la sábana
un espacio, grita una suave brisa y un rocío se moja, se besa y se acaricia.
Una taza se atreve y caliente roza labios, se juntan las manos y un sorbo
pervierte café. La poesía encuentra su rima, una inspiración guarda la punta de un deseo, una mirada seduce y un mimo
de miel recorre las grietas del alma.
Amanece café. La imaginación espera, yace
tierno el suspiro, cierra sus poros la piel y el beso duerme pegado. El pensamiento
es cómplice de un silencio consentido, la musa se convierte en hada y el poeta
duerme. Atónito sufre el sueño, la
cuerda se tensa, el hada vuela y el poeta enreda sus miedos entre los hilos de
la inspiración. Hada y marioneta, erotismo y sentimiento, imaginación y letras…Musa
y poeta, erotismo en silencio.
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