Desgarra el tiempo su falsa
consistencia, el grito no tiene eco y el gemido solo se escribe al final de una
poesía. Muestra el espacio su cara más desencajada, dibuja la sonrisa un
temblor en la mejilla y pide permiso la pestaña para cerrar su inquieto ojo.
Toma el ansia su café y la requerida caricia sigue dormida en un rincón donde
la vieja historia teje los sueños.
Y entonces la supuesta lejana
muerte, enseña su columpio. Suelta una carcajada y explica con sorna que tu
sangre jamás te abrazará: “Mejor ven, sube a mi columpio y juntos lloraremos
ese abrazo que solo leerà cariño en el suspiro escrito por un sutil deseo”.
El cielo es testigo y lanza su
telaraña, vibra el cosmos y enfurece la luna al mover su mar. La red está
lista. La muerte en ella cae. Ya no ríe. Palidece más y más. Una nube toma
forma de puño, el viento la compacta, el rayo le da su fuerza y el trueno lo
posa con firmeza sobre la mesa. Nace la decisión, el coraje y la determinación.
El Verbo encarniza su voz y dice que es posible, una vieja estrella desenvaina
una espada, el milagro tiembla y un avión aterriza en pista de sedas y
algodones.
El abrazo es intenso, querido,
añorado, sentido…El abrazo se exprime, se gusta, se acaricia y se toma…El
abrazo toca cuerpo, arranca latido y escribe suspiro en el alma…El abrazo
sublima, entiende, razona y despierta vida…El abrazo ya nunca muere, la muerte
calla, una historia renace y el cielo copia su color.
Amanece rocío en Itaca, los
sentimientos vuelven a su mochila, las letras vibran y se juntan en versos. La
prosa baila, se abre el pensamiento, la inspiración es cascada, la boca cierra
nervio y renace la poesía en las tintas de un poeta. La vida achica su tiempo
pero la ilusión expande sueños, la fuerza vuelve a fluir arterias y la sangre
bombea como nunca la pasión de un idilio.
Las manos se aferran y entre
los dedos ya escurre sana tierra, los pies vuelven a dejan huella y entre sus
dedos escurre plácida la sal de un mar que quizás sea dueño de almas, dador de
vida y explicador de historia…Un mar, mi mar…
¡Déjame probarte! Haré un
cuenco en mi mano y esperaré quieto a que tu espuma lo llene. Cuando lo hagas,
contaré el tiempo, tus granos de sal y tus brillos. Mi lengua te lamerá, mis
papilas te degustarán y pleno en mi garganta caerás. Sentiré el fuego de tu
escalofrío, los ecos de Ulises y los orgasmos de Penélope, tus batallas y la
saliva de los guerreros que tu prestigio con su sangre defendieron, tu música y
los castillos de fuego que tu paciente espejo refleja en el cielo del puro amor…Te
sentiré dentro, muy dentro y en cada una de tus gotas escribiré un verso, en
cada grano de tu sal una historia y cuando tu espuma rodee mi alma, sabrás que
quien te escribe es un sentimiento que pariste en mi, que quien te extraña soy
yo y que quien te idolatra es mi corazón.
Desde que nací, imantaste mis
genes. Me diste vida y la que yo pude dar, ya te pertenece. Hoy imaginaste un
abrazo de sangre y en èl absorbiste mi alma. Llenaste el espacio con tus olas,
la distancia se rindió y el abrazo se dio. Mi Luna se vistió con el velo de la
oportunidad y se lo arranqué, la desnudé y con sus sedas me tapé. Llegarán más
porque tú eres leyenda y mis hijos de tí son parte, tú eres imán de vida y
ellos a tu lado también abrazarán mi sangre. Solo pido que ya la muerte no me
muestre su columpio, pues ya no tengo a nadie que en él, me empuje.
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