El silencio no es para cobardes pues en
sus enredaderas se oculta el coraje, el silencio se ama, se disfruta y se
medita pues en su aire, el alma habita. El silencio es el amigo consentido
cuando las palabras no tienen abrigo, es el compañero del destino pues el sueño
en él es vivido, es música para el olvido y un rincón de sangre para el grito contenido. ¡Amor, esa palabra
que la sientes en silencio y despacito, escribe tu destino!
Amar
en silencio es generosidad y bendito sosiego, es pintar sombras y dibujar un “te quiero” en las grietas de un escondido
beso, es enchinar piel en el reflexionado deseo e imaginar intenso que la
ilusión, nace desde dentro. Añorar en silencio es extrañar abrazo y compartir
miedo, es oler a mojado cuando ya la pasión se ha secado, es responder a tu
historia cuando ya no hay tinta que escriba memoria y enfrentar tu ego, cuando
el sabor del azufre nace de tu propio
infierno.
El
ambiente es denso, la sombra oscura, el aire pesa y el pensamiento solo es
queja. Afila su cuchillo un aliento y en dos, parte la fragancia del viento. Grita
el sueño porque le quitaron el sustento, gime el ansia porque en gota de
lágrima se encapsula su alma, de hiel se disfraza el sabor de la mermelada y
camina tenso un escalofrío sobre la cama. Revienta el deseo un dolor, se abren
las sienes y frunce seño la frente, el ojo divaga y en el vacío pierde su
mirada, el milagro de que pase algo es vago y sufre cabizbajo el humano en el
silencio de su propio abrazo. Le pregunta al cielo si es menester del ser el
refugio encontrado, si no hay quien escuche el profundo anhelo de un corazón
cansado y si esta vida, demasiado larga y de amor reprimida, escribirá por
siempre su destino en el silencio de un libro, de sueños añejado.
Lucha
una armonía para que el deseo sea explicado y encuentre una razón que lo haga
otra vez osado, rebota espeso el aire entre las paredes del ser angustiado y
los dientes ya muerden sus labios porque esperan, en las puntas del nervio, una
noticia que los saque de este averno anquilosado. Sufre el alma el temblor del
cuerpo, grita la sangre que no quiere fluir en este infierno, a medio camino
seca la lágrima su recorrido porque ya su gota no tiene líquido mientras una palabra se atreve a ensalivar sus
letras y empieza a escribirse despacito, como verso, como rima y como melodía
de dulce poesía: es la palabra que sale del miedo y robó un pedazo de alma al
silencio, es la que se viste de música y reflejo de Luna, la que sonríe y
encuentra siempre su musa, la que tiene piel de miel y sabe a sal de mar, la
que copia el poeta y la que expresa en su óleo el pintor en toda su belleza, la
que vale tanto que explica un sueño, la que cuesta tanto que no hay dinero que
la compre en mercado y la que duele tanto, que por sí sola, explica el silencio
del ser humano. Amor, palabra inventada por el alma, silencio y destino de la
raza humana.
El amor se baila, expresa su acorde en manos del ángel tocando su arpa, se
regenera terso y brilla intenso en el fondo de cada alma, la naturaleza lo ama
y en cada amanecer lo desnuda entre rocíos y brisas saladas, el cielo de sus
fríos lo aleja, el valle entre sus verdes lo abraza y el cometa se lo lleva, a
visitar cada una de las estrellas y lejanas albas. Lo necesita el romance y de
piel lo llena el amante, lo dibuja el niño desde el vientre de su madre y de él
aprende el incipiente padre, es virtud, sueño, ilusión y deseo viejo…es miedo y
camino, es silencio y también destino.
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