Ni
entiendes ni sabes, porque el amor no viene del celo ni la respuesta de un
supuesto “te quiero”, no entiendes y no comprendes que el ansia no se vende,
que el deseo no se comparte y que incluso cuando un pintor inventa arte, no
dibuja el cuerpo de su amante, sino el de un modelo que aunque desnudo, su alma
no comparte. Explica el cine que un beso es teatro y éste tienta siempre al
espectador con el pecado, lo hace cómplice, cliente del deseo y el mejor soñador de ese beso. Protagonistas
somos y en el camino andamos, fingiendo, actuando, quizás desnudando o quizás
atrapando sentimientos en una red de carencias, que solo llenan de vacío
nuestras manos, de ocio un pedazo de nuestro tiempo y de celos insensatos,
cuando copiamos en nuestra realidad, el sentido vago, ingrato e imaginado de
ese beso, que por mágico, nos hace dudar de nuestra integridad.
Me miras y te miro y con seguridad te
transpiro, me hablas, te escucho, te mimo y en tus labios mi aliento es
suspiro, te doy mi mano y pegas tu piel, me sientes cerca y te respiro fiel, te
leo y me escribes, tus tildes en mis letras y una de mis comas partiendo
espacio en tu destino. Eres musa y mujer, camino y parte de mi prestigio,
canción y acorde de un pentagrama medio escrito, sábana de Luna y manto eterno,
entre los dos tejido. Dime que parte del celo eres, dime en cual de sus ubres
mamas, explícale al viento si lo que sientes es miedo, si es vergüenza o
inseguro anhelo, si es insoportable distancia o solo parte de tus infiernos, ¡díselo
y haz que lo grite para que en mi sueño su olor me llegue, que el aire me
penetre de tus deseos y deshebre de una vez, la pesadilla de tus celos!
El
celo no es del cielo ni un invento del Universo, no es del amor ni del profundo
deseo, nace del miedo, del viejo credo, de las uvas ya pasas de un inservible
viñedo, de la miel agria de panal añejo y a veces es paje y fiel compañero de
una soledad, que vive en silencio. El
celo es vivido cuando el amor seguro no es compartido, cuando el dinero es quien
arrulla el sueño y cuando al abrir la ventana, lo primero que entra es un
desconocido fresco aire y lo que sale, lo que creías eterno en pañales. ¡Ayyyyy!
dulce celo que te creen un derecho y solo eres un camino maltrecho, ¡maldito
celo! Que por ti, muertes han hecho, viajes a lo desconocido se han escrito y
fraudes por doquier siguen impunes en los jueces del destino.
¡Querido celo! En ti creí una razón para que
se creyera amada, sentí la necesidad de tenerte para complacer ajenas miradas, luché
por poseerte para atender sus ansias, caí en tu juego para asegurar su lugar en
mi almohada…y cuando la perdí, solo sentí el vómito de tu alma.
Encelar
no es conquistar, solo inseguridad. Encelar no es un derecho porque jamás
termina donde empieza su libertad. Encelar no es amar porque la caricia
condicionada solo muestra inmadurez y deslealtad. Encelar no es vivir, porque
el celo pervierte el alma, esconde miradas y al dormir…el sueño se convierte en
nada. Encelar es pesadilla, tristeza, odio, rencor y también…un poquito de
infierno diluido en dos hielos, que deshacen despacito sus miedos, en el vinagre
consentido de un amor, que quizás por celos, es pasajero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario