Sin prejuicios y en silencio tocarás mi cuerpo,
no habrá miedo ni tiempo, solo un beso, una caricia y la mirada de un “te
quiero”. Callarás bocas y en la mía esconderás tus miedos, cruzaremos reflejos,
juntaremos dedos, de la mano caminaremos y cuando el Sol le diga al cielo que
el horizonte es nuestro, disfrutaremos nuestro sexo en el manto de una Luna de
caramelo. Destenderemos la cama, nos desnudaremos hasta el alma, de nata y fundido
chocolate nos vestiremos, colocaremos una fresa en cada rincón donde vive el
deseo y de burbujas las bañaremos, seremos uno y la gula de nuestros labios
hará el resto. Sentirás que el viento está de acuerdo cuando desde el celo me
regale tus cabellos, recordarás el sabor del sueño cuando te pierdas entre los
vellos de mi pecho y sentirás el escalofrío del trueno cuando este hombre te
penetre dentro.
Entenderás que en libertad nos tenemos que amar, que las ataduras de la
sociedad no tienen nuestra edad, que el cielo su bendición nos tiene que dar y
que por cada caricia que le regalemos al mar, un rincón de eternidad nos tiene
que reservar. Entenderás de lo que es capaz un hombre cuando ama de verdad, del
valor del silencio cuando en la distancia se tiene que explicar y de la
profundidad de su latido cuando puro, nace desde las entrañas de su necedad.
¡No me importa el que dirán, ni cuanto dirán ni como lo dirán! ¡No me
importa si una amargura galopa cerca o si la envidia come detrás de nuestras
huellas!¡No me importa si la distancia envenena el ansia o si la codicia de mi
amor es pasión nacida en mi alma!...¡No me importa si de las raíces salen
hojas, si las nubes ya no tienen gotas, si el mar olvidó su sal o si la montaña
traga lava y el delfín no aprendió a nadar!...No me importa tu edad, ni el
color de tu piel ni cuan añejo es el dibujo de las grietas en tu boca de miel…
no me importa luchar con tus lágrimas porque en mis manos se han de secar, no
me importa que tu sonrisa no exista, porque de tus comisuras la he de sacar y no me
importa de dónde vienes, de qué color es tu mar o hacia dónde vas porque ya el
destino escribió que te tengo que amar.
Ven porque algo te quiero enseñar, es el legado de mi lealtad, un anillo
dorado a un diamante pegado, el amor jurado de un hombre que en silencio te ha
amado y un sobre de letras con tintas de mi sangre, que la poesía te ha
regalado. Ven porque aún el camino es largo, la senda angosta y la niebla viste
de gris y blanco, el bosque se muestra tenebroso y entre el musgo mojado, asoma
escondida su cabeza el lagarto. Pinta hiel un aire encontrado, la espina se
eriza en su tallo, la enredadera camina entera y entre jazmines y violetas,
todavía la oscuridad nos recuerda, que existe el pecado. Pero no temas porque
la iglesia guarda silencio, es tanto el amor, que ya guardó sus mandamientos,
es tanto el deseo que guardó su credo y es tanto lo que siento que no existe
Dios, que les crea a ellos. Vivamos sin prejuicios nuestro amor, vivámoslo
intenso porque divino nació, sintámoslo dentro porque en el alma creció y
jurémoslo eterno porque en el infinito ya se escribió.
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