Sueña el aire con un acorde que lo mueva y lo
convierta en viento, enrarece la brisa su sabor porque entre rosas de espinas
se llenó, enmudece el mar porque en él una huella sembró integridad, se levanta
el precipicio de su montaña porque entre sus ecos aprendió a volar…seduce el
cielo a su nube porque de algodón se quiere llenar y de reojo mira la Luna la
pasión de un romance que justo, acaba de empezar: un baile de sentidos, de
caricias y nostalgias, de verbena y serpentinas, de `pieles y manos…de miradas
y espontáneos besos que buscan un alma tatuar.
Ilusiona
el amante su deseo porque en ajeno aliento lo quiere perpetuar, recuerda la
mariposa su capullo y orgullosa prende su belleza, se deshace de su sangre el
árbol y ya chorrea ámbar y miel, compone
el arpa música de ángel y un viejo
violín tensa su nervio hasta el éxtasis de su vibración. Escribe el hombre un
tatuaje en su alma, lo venera, lo perfila, lo cuida y lo absorbe todo, inyecta
su espíritu y se dibuja el ánima, lo llena de blancos y sombras, de amaneceres
y dorados ocasos, de anhelos, de sueños, de esperanza…y espera.
Duele
la imaginación, de colores se dibuja y pinta la silueta de una mujer: salida de
las sombras y de la blanca pared, de la chistera de un mago o del calostro del
último sueño, del rocío más empapado o del recuerdo más extrañado…vive tersa y
suave, espontánea y atrevida, erizada y aterciopelada, dulce y entre medias luces,
osada. Se muestra ante la Luna y en su cuerpo refleja los destellos de las
viejas estrellas, enseña a la noche que es su dueña y contorsiona su cadera
para que la admire el poeta. Arranca su tatuaje el hombre y de amor lo quiere
impregnar, la mujer se abre, el cielo grita, un grillo canta y el atrevido
cometa, penetra su alma. Llora intenso el deseo, se abriga la pasión, caliente
corre el aire, tiembla el suspiro y despacito, se hace el amor.
Amanece escrita la mujer y el hombre vacío de alma cae en su regazo, la
caricia es templada, el abrazo consentido y el beso, un placer de ángel. Se
huelen y le dan sabor a sus miradas, se leen y recitan cada letra tatuada, se
arrullan y se mecen en la cálida esperanza. Espera inquieta la Tierra para que
su café sea probado, sientan sus transparencias y con él, mojan sus labios…pies
desnudos en el abrazo, miradas cómplices y deseos mordidos en el borde de cada
taza. Entiende la mujer que aquel hombre todo le dio, que la enamoró y que un
pedazo de él, en ella se tatuó. Sabe que por siempre vivirá preñada por el
tatuaje de aquel ser, que no habrá desamor que de ella lo arranque y que aún
después de la muerte, aquella tinta permeará por siempre su alma. Tatuajes
bordados, tatuajes escritos en el alma.
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