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sábado, 24 de marzo de 2018

ATRAPADO



              Vengo de donde no hay nada, de donde vive el silencio y no existe la palabra, del fondo de un agujero negro o quizás de un perdido rincón en la última galaxia. Vivo atrapado en un cuerpo que no pedí tenerlo, bajo un cielo que a veces he de temerlo, sobre una tierra que jamás sueña con mis anhelos y con ajenos que siempre me juzgan con denostado ceño.  Le pregunto al alma si se siente extraña entre mis membranas, al espíritu que llevo dentro si respira mis ansias y al olor que me rodea si viene del sueño, si es el robo de una fragancia o un momento de lucidez de una muerte ya cercana. Arranca la mano una lágrima de mi retina solitaria, la posa sobre mi piel que ya hace tiempo no siente nada y de prisa la absorbe como si de un sentimiento se tratara. Pide el cerebro al tiempo que acelere su jornada porque el día no significa nada, la noche solo está puesta para el descanso del alma y el amanecer solo existe porque de la nada, también nace y pinta su alba. El horizonte pega cielo y mar, el infinito desvela su andar, la eternidad es respirar y la vida un caminar que ya quiero olvidar. Me quieren hacer creer que decidir no puedo, que lo que pienso no lo debo escribir en verso, que solo en débil susurro he de mantenerlo y que sentir tampoco puedo ¡Permítanme! Porque lo que soy lo siento y porque lo siento me atrevo a decir lo que soy y lo que pienso: quizás es cierto que de la nada vengo, que nada tengo y nada seré en otro tiempo, quizás es menester de la ciencia dejar de serlo y de la religión dejar a un lado el miedo, quizás la ciencia deba adoptar la idea del pecado y la religión los tubos de ensayo en un laboratorio del Vaticano, quizás somos arte y no parte, ilusión y no carne…el sueño de un ente grande o un pedacito de maná atrapado en manos de un gigante. En mi albedrío decido y en mi condición de humano sentir quiero, porque soy cielo y averno, agua y fuego, metal y madera, solsticio e invierno y así, percibo a ciegas lo que me rodea: desde el rugido de la marea al silencio de la Luna plena, desde el hervor de la lava hasta el chasquido de una brasa, desde el eco de la montaña al alud de una nieve encallada…siento el sudor del viento cuando mis ojos cierro, lo veo viejo y cansado de cruzar tantos desiertos, maltratado por levantar olas, cabizbajo por siempre caminar a solas y fuerte a pesar de los molinos que le quitan horas. Siento la sonrisa de un niño cuando sueños llora, el rubor de una mejilla cuando una caricia la toca, la herida cicatrizada de un desamor cuando un beso la olvida, el escalofrío que recorre mi espalda cuando el deseo es requerido y  el filo de la espada desenvainada cuando a mi libertad le dan frío. Siento porque me da la gana sentir, porque la emoción explota en mis sentidos, porque no quiero sentimientos llenos de hastío y porque aún en silencio, tengo mi destino. ¡Juzguen! si son atrevidos pero no olviden que el infierno en esta tierra es vivido, sufrido y pagado como anticipo. Vivo atrapado en un cuerpo que no he pedido, en un silencio que jamás he alquilado y en una sociedad, que nunca he comprado.



                 


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