Por fin me
atreví. Conseguí una cita con ella. Hermosa, inteligente, sensual…
Salgo de mi
trabajo. Como siempre olvido las llaves del coche en mi oficina, regreso
escaleras, maldigo olvidos y ya robé 10 minutos a mi cita. 8.10 pm. Arranca el
motor de mi coche y por supuesto todo el tráfico de la ciudad está en mi ruta.
Digo y desdigo, claxon e insultos a quien sabe que torpe humano que se atravesó
sin saber lo de mi cita. Precioso día soleado y de repente tormenta, lluvia y
relámpagos por doquier. Todo bien.
8.20 PM. Tercer
semáforo y no funciona. Me atravieso y se atraviesan, me atrevo y se atreven.
Cien peatones con tendidos paraguas, esconden sus caras. Brincan gatos y suenan
sirenas por doquier. Gritan las alcantarillas porque ya no pueden tragar tanta
agua y la escupen sin piedad. Resbalan los neumáticos, tartamudean los viejos
motores y más de uno reclama su muerte y se queda en el camino. Enfurecen los
autobuses de pasajeros y toman por asalto la carretera. Noche de colapso, noche
de mi cita.
8.35. PM. Llego
a casa. No hay estacionamiento libre. Invento y lo aparco donde me da la gana. Abro
la puerta, dejo mis llaves, subo las escaleras desvistiéndome y estructurando
el próximo minuto. Abro la ducha. Mientras espero que salga el agua caliente,
cepillo mis dientes, enjuague bucal, ordeno desodorante, perfume, peine y gel. 8.45
PM. Tocan el timbre. No puede ser!!! Todavía faltan 15 minutos. Me cubro con una
toalla y bajo a ver.(Qué sensualidad!!!).
8.45. PM. Investigo por la mirilla de mi puerta. Tiene
barba y bigote…No es mi cita, es el vecino. Me pide si le puedo dar un poco de
sal. Mi generosidad rebasa fronteras, voy a la cocina, tiro los dos saleros que
tengo y descubro en la alacena un pequeño costalito que ni me acordaba que
tenía. Pongo la medida adecuada en una taza y se la doy. Regreso a mi alcoba,
me quito la toalla, el agua sale hirviendo, compenso con fría y me meto.
8.55 PM. Salgo
de la ducha, me seco, enciendo mi desodorante y enaltezco mi fragancia. Veo y
escucho mi espejo. Quito vellos donde se ven azules sombras. Última revisión de
rigor…Todo limpio, todo en su lugar, todo calmado…
8.58 PM. Se me
acaba el tiempo. Soy un vicioso de la puntualidad. Me visto, me peino y bajo
con extremada ansiedad las escaleras. Pongo la mesa. Dos velas, una roja y una
blanca…No hay que ser tan obvio. Pondré una roja a su lado y una blanca al
mío. No, mejor al revés…No, mejor pongo
dos blancas y me guardo la roja a ver qué pasa. Saco mi añejo tinto, dos copas
de cristal cortado como debe ser e imagino luces y candores en mis paredes.
9.00 PM . Suena
el timbre. Ya llegó!!!. ¿Sonrisa o media sonrisa?...Lo que salga!!! Abro la
puerta con suma elegancia y….El vecino!!!, reclamando confusión y alegando
sabores. Le di azúcar en vez de sal…Claro!!! Con eso de que ya lo venden tan
refinado el jodido azúcar…Y tampoco lo probé, estaba seguro que era sal y
además no era para mí y además no se lo iba a cobrar al desgraciado. En fin, se
conjuró la transacción y buenas noches.
9.10 PM. El
nervio seguía a la alza, como la bolsa de Tokio a esa hora en este día. Mesa
puesta, luces adecuadas, música sincronizada…Inquieta espera, imaginación
desbordada.
9.15 PM. Nadie en
la puerta. Calle sola, Lluvia cariñosa pero incesante. ¿Le hablaré?...Dudas,
deseos, esperanzas, miedos, inseguridad, lamento, preguntas…
9.20 PM. Suena el
timbre. Elegancia recordada, planchado exprés con las manos, lamiendo mi traje
por posibles arrugas en el sofá. Me dirijo a la puerta. Abro….El
vecino!!!...Inusitada educación al regresarme mi taza vacía, exquisito ademán
al darme las gracias…Jodido momento en que tocaste a mi puerta. Ilusiones al
borde del caos.
0.25 AM. Dormido
en el sofá, arrugando esperanza y oliendo el quemar de mis discutidas velas.
Suena el teléfono. No contesto. Suena otra vez. No contesto. Aparecen dos
llamadas perdidas…Es ella. Suena esa sutil música que establece que un mensaje
de texto a llegado a tu vida, lo lees y dice “Una disculpa por no llegar a nuestra
cita, la lluvia me atrasó, llegué a mi casa y los niños lloraban, mi marido
leyó tus mensajes en el face y ya te
puedes imaginar cómo me recibió…Bueno, hablamos y se dio la reconciliación…Por
eso tardé en llamarte. Háblame mañana.”…Se rebeló mi imaginación…Se erizó mi
piel…Despertó el eco del pecado y brincaron todas las preguntas en la montaña
rusa de mi precario amanecer... ¿Marido? ¿Niños? ¿Reconciliación? ¿Que le hable
mañana?...Fuí a mi espejo y no reconocí la estupidez de mi cara…Lo volví a intentar
y se rompió en mil pedazos…No sé si por mi cara o por el puñetazo que le di.
0.40 AM. No
desperdicié una cita…Quizás la lluvia salvó mi vida.
6.00 AM. Suena el
timbre. Como puedo me despierto, bajo las escaleras. Investigo por la mirilla
de mi puerta….El vecino!!!. Abro y me dice…”Vecino disculpe que lo despierte,
pero la grúa se acaba de llevar su coche”…Gracias vecino!!! Permítame darle un
abrazo…Usted, sí acompañó mi noche.
Un día
cualquiera a cualquier hora, bajo mi piel: Las apariencias no engañan, pues
solo son apariencias. Los sentidos nunca mienten, pues reciben sensaciones. Lo
que engaña al corazón es el deseo cuando se convierte en prisa, la pasión
cuando excita humedades y aparta la capacidad “por conocer” de nuestra mente…Deja
que te explique su historia y que conozca la tuya, para que luego puedas
abrazar con libertad tanta hermosura, inteligencia y sensualidad. Ordena
prioridades, primero habla…Ya luego amarás.