Puedo sentir
cuando me hablas, que un día te rompieron el corazón. Puedo sentir la tormenta
en tu alma, la lluvia cayendo sobre tu recuerdo y puedo sentir en cada una de
las gotas de tus lágrimas ese rencor que solo abraza, quien de verdad amó. Acompáñame, porque quiero mostrarte mi mar,
ese mar que un día llené de angustias y melancolía, de odio y de vergüenza, de
miedo y de soledad.
Cierra los
ojos y respira su azul, abre tu boca y llénate con su sal, acaricia tu piel y
sentirás su profunda humedad. En él nací y crecí en sus amaneceres, en él amé y
arrodillé mis sentimientos en sus ocasos. Con él imaginé, pensé y también soñé…
Y ahora sé que un día mis cenizas, morirán en él. Pero ahora estás a mi lado y
no te quiero aburrir con mis emociones.
Deja que tu
mano agarre un puño de esta arena, déjala escurrir entre tus dedos y verás lo
poquito que queda en tu palma…Así debes tratar el dolor de tu alma, porque lo
poquito que quedará será la experiencia, el aprendizaje y la verdad. Deja que
tus cabellos se enreden en su brisa, deja que su viento maquille tu cara con su
calidez, deja que sus olas mojen tus pies y sentirás poco a poco la renovación
de tu cuerpo en la energía de tanta inmensidad. Lánzate y nada. Atraviesa tus miedos porque él te abraza. Detente, ponte de pie y siente su espuma en tu vientre. Alza tu mirada y fíjala allí, donde el horizonte lo junta con el cielo. Respira su profundidad. Siente su poder y empieza a soñar, abre tus poros y suelta la imaginación. Mírate en su espejo y cambia…Así debes sanar el rencor de tu corazón.
Sé el
sereno de su noche. Ponte a su lado y ve como poquito a poquito sube la marea.
Siente el frío de su aire y las caricias de sus vientos. Recoge un puño de
arena, esa arena que moja en cada anochecer y déjala escurrir entre tus dedos y verás que
cada vez, queda más en la palma de tu
mano…Son tus sueños, tus anhelos y nuestra poesía.
Acompáñalo en el alba, observa tu mano y verás
cómo se iluminan todos y cada uno de los cristales de su sal. Despierta con el
nacer de su Sol, ´porque en su luz, purificarás tu corazón. Vibra en la
majestuosidad de su silencio y poco a poco sentirás como la brisa impregna tu
cuerpo de nuevas pasiones, de nuevos deseos y de mágicas esperanzas. Siente el
poder de tu mar y renueva tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario