Necesito de ti
para ser libre, necesito tu corazón para reivindicar mi alma, necesito tu boca
para sentir tus besos y necesito tus ojos, para enamorar mi mirada. Siento que
debo sentir tu piel, para quitar esas ásperas arrugas de mis dedos, siento que
quiero escuchar tu voz, para que mis oídos recuerden poesía. Quiero ver otra
vez tu olor, para que mi paisaje reverdezca en el rocío del amor.
Distancias y
querencias, privaciones y orgullos, sentimientos y verdades. Frío en el viento
y calidez rasguñando sábanas. Fuego en los presagios y extraños escalofríos en los hielos que
confunden mi alma. Besos que humedecen lunas que no siento, versos que explican
emociones que no veo, dibujos que rompen inquietudes que no conozco.
Inhóspitas
mareas que inventan silencios y envuelven huracanes en otras pasiones, ajenos
relatos que enchinan la piel de antiguos sentimientos que ya había olvidado. Piedras
y miel, bilis y chocolate, agua y viejo tinto, claridad y humo. Soberbia
enquistada en mis huesos, deseo de vida enturbiado en palabras ajenas, piel de
serpiente que retas asperezas y provocas
tristezas en mi corazón.
Estación cero,
estación que pausas mis fuegos, estación que mojas mis sueños en la imaginación
de añejas ternuras, estación de vida que solo aparcas miedos y fundes
ansiedades.
Estación cero,
estación letargo de mi poesía…Estación que fundes mi prosa en el abismo de mis
querencias. Estación cero…La estación que espera inquieta ese tren, que marcará mi destino.
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