En ti nacieron
las ideas y en ellas escribió la inspiración por una eternidad.
En ti nacieron
los soles y en ellos recitó la vida por el doquier de los mundos.
En ti nació la
creación y en ella leyó por siempre la gran sabiduría.
En la
profundidad de uno de tus infinitos sueños se resolvió la duda, en el primer
acorde de la primera melodía vivió la idea y en ella sentiste el poder de la
inspiración. Congelaste el aliento en tu exhalación y creaste la primera Letra:
Le diste forma, la dibujaste y la nombraste. Fotografiaste en tu mente su
emblema, acariciaste con tu dulzura el orgullo de cada una de ellas y conseguiste
unirlas y formar la Palabra: Le diste consistencia, la definiste y le regalaste
valor.
La generosidad
rompió tus propios moldes, la vergüenza se apartó al escuchar los gritos de
tanta seguridad, abriste mares y exprimiste océanos solo con el poder de la
fuerza de tu mirada. Apartaste el rayo de la tormenta, fundiste granizos y
ocultaste en el silencio, el viento del
huracán. Desvaneciste iras, desterraste lujurias, vomitaste envidias y
convertiste tu primer cielo, en paraíso de virtudes.
Llegó la esperanza y con ella los sueños y las ilusiones. Apareció la caridad, acompañada por la misericordia y el perdón. Se iluminó tu corazón y expandió tu alma, su música…Y se creó la Fé. Y era tanta su fuerza, tanta su hermosura, tanto su magnetismo...Que las siete virtudes más pequeñas vivían pegadas a su piel: Ternura, dulzura, cariño, sensibilidad, pasión, deseo y sensualidad. En tu empeño, retaste infinitos y en tu perfección creaste las hadas de la inspiración. Sembraste en sus alas tus gotas de poder y permitiste que en su continuo aleteo, las esparcieran sin pausa sobre nuestros corazones. Y así llenaste nuestros sentidos con tu romanticismo, tu paciencia, tu erotismo, tu libertad y tu verdad: Las impregnaste con la magia de tus sentimientos y les diste intensidad.
Recogiste
todas las virtudes, pequeñas y grandes. Firmaste con tu primera tinta el inicio
del caos universal y creaste con todas ellas, siete lunas para cada uno de tus soles. Fue
entonces que envolviste las palabras en tu inteligencia y las convertiste en
frase, dejaste esa sombra en el papel al poder de la inspiración y nació el
verso… Fusionaste tantas lunas como cielos alcanzaban a ver tus ojos y creaste
una poesía, la poesía más grande del Universo…Y la llamaste, AMOR.
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