Hola, ¿Cómo estás?
Hoy
amanecí pensando en ti y de pronto una ventana se abrió.
Un amable
rocío se apoderó de mí y la nostalgia devino sentimiento, la música tu recuerdo
y una caricia de viento recorrió mi piel hasta el profundo escalofrío. De frío
sudor empapé mi cama, de tu olor mi almohada y de tu seda mis sábanas.
Hoy
amanecí pensando en ti y sentí al cielo abrir su color.
Pinte tu
sonrisa en una nube, tus ojos en el horizonte y tu pelo en mi mar. Con el
pincel de mis labios sequé aquellas lágrimas que explicaron aquel suspiro,
aquel adiós que atravesó mi alma y aquella postrera mirada que lloró mi destino.
Con el lápiz de mi tristeza, solo dibujé la sombra de un grito, un grito sin
letras, un grito de rabia.
Hoy
amanecí pensando en ti y vi mi corazón latir en tu mano.
Vibró
fuerte un abrazo en la imaginación, un anhelo deseado y la promesa de un “hasta
luego” que jamás se cumplió. Caminó despacito esa sensación de vacío, de sueños
rotos y melancólica espera. Viajaste en el miedo y el infierno quemó sus
azufres en el vientre del profundo desamor.
Hoy amanecí
pensando en ti y leí mi libro en tu regazo.
Y cada
página hablaba de ti, de mí y de los dos. Cada verso era una oda de amor y en
cada estrofa salpicaba una pasión, nacían hermosas palabras y nuestras músicas
bailaban solas en el abrazo de la seducción. De él fuiste prólogo y capítulo,
de él fui tilde y rima, de él tu partida fue epílogo.
Hoy amanecí
pensando en ti, el alma se encogió y mi corazón lloró
Despuntó el
nuevo día, un sueño se desvaneció y una ilusión me regeneró: el cielo escribió
una imagen en mis ojos, un verso a punto de ser poesía, una caricia a punto de
ser tocada y un sentimiento a punto de ser sentido. El destino me vistió con su
ternura, el cielo cambió su color y cada nube se disfrazó de Luna, el horizonte
se despegó de su mar y por fin el sordo trueno se divorció del relámpago.
Hoy amanecí
pensando en ti…pensando en el placer de mi libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario