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viernes, 3 de noviembre de 2017

MUJER DE CARAMELO...


           
            Recogí un poco de espuma de mi mar y en ella mojé un pincel
            Le robé al cielo una estrella y en su lugar pinté un deseo
            Pensé en amor, la Luna un caramelo me mostró y su velo me regaló
            Le pedí su algodón a una nube y la envolví con la intensidad de una promesa.

            Y supe que sentía, que por la noche sería mía y yo, por siempre suyo
            Poquito la imaginé y soñarla no me atreví pues tocarla quería.
            Me abracé para acariciarla, la dibujé para besarla y la escribí para tenerla.
            Dejé que mi mano tomara un puño de aquella sábana y la respiré para olerla.

            Toda cabía en mi, su piel, su boca, sus ojos y los rizos de su hermoso cabello
             Ya en mi pecho escuchaba latir su miel y en mi alma un verso empezaba a crecer
            Su mirada creaba música, sus labios eran ternura en cada comisura y su voz, un hilo de placer.
            Alrededor  destellos, a mi lado su belleza y en mis ojos, su alma ya recitaba un aliento.


             Y fue mía, tatué mis labios en su cuerpo y un beso comenzó a crecer  y  a caminar
             La caricia se vistió de ternura,  su espalda de escalofrío y en sus ojos vivió la bravura de mi mar.
             Humedeció el silencio su exhalación, la seducción rasgaba excitación y el placer fluía intenso.
              Brotaba saliva de miel, el sudor era olor, el deseo contorsión y la música, seducción.


             Se apagó una vela y la última copa desparramó su tinto en las sábanas de aquel suspiro.
             Chorreó la cera, empapó su piel mi aliento y un pequeño latido abrazó los vientres.
             Las pestañas no se atrevieron, las miradas contenidas en el dulce espasmo temblaron entre piernas y el cielo cambió de color.
            La dulzura pintó Luna, el gemido gritó intenso, el sentimiento abrazó eternidad y la poesía explicó el clímax de un amor.


           Mujer que osaste entrar en mi sueño para que mis dedos tocarte no pudieran
           Mujer que robaste mi orgasmo y dejaste que un extraño viento lo abrazara.
           Mujer que preñaste una mirada con el intenso deseo de tu piel y cubriste mi cuerpo con los hilos del sublime placer.
           Mujer de aire y miel, de imaginación y húmedos versos, de magia y azúcar moreno…Mujer de caramelo.






            
            
            

           

           

             

           
           
           
           
            

            

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