Amanecí
oliéndote, extrañándote y sabiendo que por lo menos, me debes una caricia. Amanecí
de un sueño, un sueño que empezaste a escribir, un sueño que enredó mi alma
entre los latidos de tu corazón…Un sueño, que en su intensidad le di ilusión y
que ahora en su nostalgia, solo es una distante esperanza.
Amanecí
queriéndote y respirando tu vacío en mis brazos. Amanecí entre el frío de mis
sábanas y el terciopelo de tu recuerdo. Amanecí suspirando vida, una vida que sin ti, carece
de sentido.
Le pregunté por
ti a mi piel y respondió el cariño, le pregunté por ti a mis manos y contestó
el escalofrío, le pregunté por ti a mis labios y mis dientes mordieron sus
grietas, le pregunté por ti a mis ojos y sentí como nacían las gotas de mis
lágrimas.
Abrí el viejo
baúl de los sentimientos y en él escondí tu ternura. Abrí el cofre de las
emociones y en él guardé tu mirada. Abrí el calabozo de las pasiones y en su
cama de piedra, puse una gota de tu fragancia. Tenía tres llaves y ninguna de
ellas explicaba mi vida sin ti… Fue entonces que abrí el corazón de tu ángel y en él escribí
mi destino.
Hoy amanecí sin tí y siento que por lo menos, me debes una caricia.
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