Te sentiré
en silencio y te gozaré en la imaginación. Rasguñaré las paredes de mis fríos y
entre ellas hundiré tu recuerdo. Gritaré, estremeceré lunas y cuando el eco de mis gemidos, encoja la
noche…Sabré que ya no estarás a mi lado. Será entonces cuando mis puños,
arranquen las vísceras de la memoria, será entonces cuando se duerman por
siempre los escalofríos de mi piel y será entonces cuando el verso muera, entre
las espinas de tus secas rosas.
El cielo
anunciará el momento: dormirán las estrellas y desde el infinito nacerá el mal
viento, el mar embravecerá sus olas y borrará mis playas, la luz será sombra y
el infierno llenará mis paisajes de cenizas; el miedo será excusa y el amor
será rencor, la caricia encogerá sus dedos y la palabra se convertirá en
remordimiento, la ternura se llenará de aspereza y el pensamiento de pecado.
…Y entonces ese camino que empezamos juntos, desdoblará su solidez en senderos…Senderos que quizás se conviertan en malditos atajos…Atajos que quizás, nunca nos lleven a ningún lado.
…Y entonces
quizás buscaremos regresar, pero nuestro orgullo olvidó dejar las migajas de
pan que recuerden nuestra historia. Llegaremos al final del camino y la palidez
del alma, nos recordará la sinrazón. La resequedad del corazón, no encontrará una
poesía que regenere su sangre y nos hundiremos en el baúl de la nostalgia,
buscando un olvido que marque por siempre nuestro recuerdo.
Amor que ilusionas vida, llenas sueños y
lloras despedidas. Amor que invades
destinos, enalteces deseos y te conviertes en altar de pasiones…Amor que un día
te tuve en mis brazos, te arrullé y te acaricié para que fueras eterno…Y ahora
me dices adiós.
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