Nada ve
la mirada cuando el alma duerme, nada llena el aire cuando el aliento es vacío y nada se explica cuando la excusa vive. El
ojo transparenta melancolía, el reflejo se pierde en la cóncava sombra y de
lejos, un sueño pide permiso para sobrevivir.
El abrazo
se alarga en la utopía de un sentimiento que nace y crece, la lluvia moja su
acera, el cielo besa sus nubes, se
abriga una rosa con sus pétalos, el pajarito come en su nido, el rocío acaricia
su ventana y un niño llora su pelota, bajo las ruedas de su destino. Todo
fluye, todo es como debe de ser, el hombre sonríe, la mujer acaricia, la
palabra escribe sus letras y el verso se recita…y llega el error, todo se
acaba, todo se olvida y todo se rompe
como una estrella se fractura en mil destellos, como grita una copa al caer o
como desgarra vísceras el amor cuando se
va.
La
imaginación agota el juego, un escondite entre nubes se abre, un reflejo de
Luna recorre despacito una piel, entre serpientes y escaleras baja el cielo,
sube el mar y un horizonte perdido pega su dorado color, en cualquier portal. El
hombre llora, la mujer esquiva caricias, la palabra enmudece y el verso se
recita en silencio. La prisa busca un sentimiento, la desidia la excusa de una
depresión, el perdón huye y ni siquiera el clavo aguanta su cuadro. Se abre la
ecuación, las incógnitas se multiplican, las raíces se dividen y el resultado
confunde por no ser el mismo, porque en los dos subsiste el error.
Rebotan por doquier las preguntas, no se
aceptan las respuestas, el orgullo da un manotazo a la sensatez, la mirada
envenena su reojo, la mano que deshojaba botones ahora seca lágrimas, la
cerrada barba que admitía ternuras ahora encanece sus arrugas y mientras tanto
el mundo da vueltas, en el ocaso el mar alarga sus mareas y el Sol despunta su
calor cada amanecer.
El
hombre escoge su norte y la mujer mira hacia el sur, la cuerda se estira, nadie
ceja su empeño, se vacía la calle y
todos los miran. ¡Pasen y vean! El teatro de la destrucción abrió sus puertas:
todos opinan, se buscan culpables, muchos ya sabían y otros callan su morbo, el
vals es clásico y los desaparecidos “amigos” encuentran vida, todo se vale,
todo se vende, baratos y por kilo los sentimientos, caro el respeto y obsoleto
el rosario de la vigilante vecina de siempre.
Y ahora
de lejos se miran, comparten fotos y de tanto en tanto uno abre el baúl de sus
recuerdos mientras el otro llora sus noches, uno camina cabizbajo su destino y
el otro todavía persigue aquel olor en su almohada, el uno le pide amistad
virtual y el otro lo niega, uno ama el ayer y el otro lo abraza, pero los dos todavía
miran absortos al cielo buscando la verdad. Y el ser humano topa, cae, se
levanta, aprende y se da cuenta que cuanto más pasa el tiempo, más difícil es
el retorno, que la ignorancia no traiciona, solo avisa y que
al final, el implacable juez de las manecillas pone a cada quien en su lugar. En
el error aprende y se pregunta cuantos hacen falta para enamorarse del amor otra
vez y no fallar…y se pregunta por él, por ella, por la ignorancia consentida y
también por el espacio que llora distancia. Reflexiona y aprende, mira vacío en
sus manos y enseñanzas en su frente.
El que más sabio es, menos se enamora porque menos se equivoca. Por
eso hoy, que ya estudié vida, me siento cada vez más sabio.
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