Corre
un cuerpo bajo la lluvia, flota el sudor, la piel desnuda libertad, el impávido
rostro no admite miradas y el pensamiento concentra ideas entre gota y gota. Tal cual se muestra en su umbilical paridez,
tal cual es y tal cual corre y corre su libertad. Enseña como es y todos
asustan prejuicios, pierden sensibilidad en sus reojos y lo señalan con el
índice de su inmadurez.
Restriñe una acera su paso, un pianista equivoca su tecla, los portales
cierran su ambigüedad y una farola funde su bombilla. El claustro expulsa
monjas y arrodillan sus pecados en el parque para verlo pasar, aprieta un viejo
cilicio sus púas, canta el trovador a un viejo amor y baila el juglar a brincos
entre estrella y estrella.
¡Dejen serlo! Reclama el águila y el cuerpo penetra audacia entre las
sombras del profundo bosque. De frente lo mira el árbol y las ramas leen entre
sus arrugas, la hierba pisada gime suavidad, la rosa cierra sus pétalos porque
su olor es demasiado intenso, la oscuridad lo entrelaza y el paisaje lo asume
como parte de su fotografía. Corre el cuerpo su ansia, el desenfreno vibra y
las piedras mueven su pesadez, el musgo esconde su hongo y el gnomo se abriga, un
elfo lo admira y el ancestral druida prepara su pócima. Vierte el cielo maná de
calostro y pan, un viento del norte cubre sus huellas de tersa nieve, se atreve
el trueno y calla bocas, el cuerpo acelera, el músculo se tensa, el vigor arde,
las rodillas queman y las manos se llenan de puños de frío aire. Duele y huele
a libertad, la decisión embravece, la imagen se visualiza, la emoción permanece
erecta y el objetivo sitiado en la mente del libertario, ya sabe a victoria.
Llega el cuerpo junto al gran pozo de los deseos, una hermosa luz lo
absorbe, el silencio no se mueve, jade la respiración, el latido se detiene y
otro cuerpo lo toca. Se prende la naturaleza de ceras y estrellas, chorrean y
destellan, chispean y brillan…escriben y recitan. El druida terminó su pócima,
los cuerpos beben, las desnudeces se pegan, las manos acarician, las pieles sudan, los
dedos caminan, las espaldas arquean su cintura y las piernas enredan humedades.
Dos libertades se funden en una, son como son, nadie los detendrá, los jueces señalarán
sus propias vergüenzas y la madre Tierra los absorberá hasta su profundidad.
Dos
cuerpos corren bajo la lluvia, son fango y árbol, cielo y nube, Sol y Luna,
espuma de mar y firmeza de horizonte, pensamiento y música, sabor y olor,
fuerza y ternura…pasión y deseo. Dos cuerpos vibran su libertad, tal cual y tal
para cual. No hay limitaciones, restricciones o inventados pecados. No hay
sumisión ni engaño, ni miedo ni vergüenza. Todo fluye, todo se inventa, la
imaginación se hace una y otra vez, la promesa no se rompe, el beso siempre es
mejor, el escalofrío se vive y el amor se da y se da…y se da. Tal cual y tal
para cual.
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