Caí en
trampa para osos, pero era tan dulce y tierna que ni sentí las afiladas
cuchillas cuando atravesaron mi pierna. Caí en tus brazos pero eran tan ásperos
y fríos que mi piel se enchinó a treinta grados a la sombra.
Poco a
poco dejo que los fantasmas de mis recuerdos borren con sus cadenas los ruidos
de tu existencia, poco a poco enfrento
los miedos que sembraste entre las negras paredes de mi soledad, poco a poco y
solo poco a poco estoy aprendiendo que un error no es semilla de otro y que el
tiempo recarga nuevos vientos…Y amansa las fieras de los remordimientos.
Es hora
de descongelar memorias y dejar que se pudran en las alcantarillas del olvido.
Es necesidad del alma, la renovación del corazón y es derecho de vida abrazar
de nuevo, la libertad del amor.
Morbosa
inquietud que llenas de inseguridades mis sentimientos, perversa poetisa que
arrancaste uno a uno tus versos y los tatuaste en mi alma, falsedad de ser que
solo te escondes bajo la máscara de las preguntas sin respuesta, de los poemas
copiados y de cien hipócritas lunas que solo envenenan la virtualidad de una
sutil mentira.
Ingenuidad
que transpiras ignorancia, necesidad por querer que absorbes ajenas urgencias,
jodido amanecer que solo lloras perdidas noches de humo y añejos tintos.
Caí en tu
trampa, caí en tu mentira, caí en los versos que saciaban la sed de mi soledad,
caí en mi propia vergüenza, caí en un
deseo que creí pasión…Pero ya estoy de pie, ya me levanté….Y tú? Seguirás sembrando dudas, quizás rompas más
corazones, pero te aseguro que un día te
regalarán una rosa y cuando la tomes con tu mano, serán tan afiladas sus
espinas que reventarán tu alma.
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