Te
busqué en la profundidad del milagro, conversé con las huellas que dejaste en
tu camino y no supieron decirme quien las marcó. Cambié rumbos, quise robar
espacio al tiempo, arrugué mis sueños en la histeria de lo imposible y cuando
tu sombra tocó mis pies…Me di cuenta que ya no eras, que ya no respirabas el
mismo aire y que tu aliento, ya no
sudaba mi amor.
Quizás
una vez la suerte cruzó nuestros caminos, quizás el destino solo se escribió a
medias… Quizás aquellas palabras solo se escucharon en la tartamudez de la
inocencia y quizás ese día nuestros cuerpos todavía no entendían, que el amor también se podía abrazar.
Es
difícil esperar versos y escuchar vacíos, es complicado ver tus manos llenas de
nada y da miedo entrar en tu mirada y solo ver la infinita transparencia de tus
infiernos. Mi corazón llenó mi alma de explicaciones, de ilusiones, de sueños…Y
solo pudo observar la lejanía de tus tacones hundiéndose en las tinieblas del
eterno olvido.
Pensar ya
no es opción, el querer se pierde en el tiempo de los silencios y tu pesadilla
envuelve el reino de mis lunas. Es el instante en que el recuerdo invade de
nostalgia el ego herido, es el momento en que la música convierte sus acordes
en agónicas melancolías y en la huída de las emociones, marcas tu estrategia de
lucha y dejas que suenen las trompetas de la retirada.
Viajaré lejos, a un lugar donde nadie me conozca, donde nadie dude de mis sentimientos, donde la luna sea nueva y el sol ilumine desconocidos paisajes. Un lugar donde los sueños no tengan dueño, un lugar donde la verdad sea bandera y su escudo aguante los puños de la verguenza.
Porque en
mis noches, cuando veo llorar las estrellas me pregunto si habrá una tristeza
igual. Porque cuando veo palidecer la luna me pregunto si habrá una nube que
exprima tanta lluvia que inunde sus cráteres y cuando veo la poesía naufragar entre mis mares, me
pregunto si en algún mundo mis versos podrían nadar en la dulce transparencia del
puro amor.
Y entre
tantos pensamientos, los latidos de tu corazón siguen permeando mis recuerdos.
Siento que la vida se burló de mí. Escribió mi destino y no me preguntó,
escribió mis deseos y tampoco me tuvo en cuenta. Inspiró mis palabras, las plasmó en un papel
y no me dio los derechos de autor. Siento el dolor en la profundidad del
maldito desdén…Y solo porque tú, ya no eres quien eras.
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