No
me acuerdo si nuestra infancia fue la más perfecta, no me acuerdo si nuestros
juegos eran los más intensos ni me acuerdo si alguna vez te robé la niña de tus
ojos…Me acuerdo de tu amistad, de tu tolerancia a mis defectos y de tu valor
como amigo. De tu confianza al contarte aquellos secretos que ni mis pesadillas
conocían, de tus palabras cuando la inmadura tristeza recorría mis mejillas y
de tu aliento cuando el regaño era razón obvia a la desobediencia.
Sin
duda, los años han pasado, la historia se escribió en dos libros
diferentes…Pero sabes bien que el prólogo lo tenemos patentado, las letras
sonrieron entre diferentes bocas y nuestros anhelos se lloraron en distintos
ojos…En distintos mares.
Sé
que la vida se olvidó de darte el don de escribir, pero me lo dio a mí. Sé que
la vida te colmó de trabajo y riqueza, sé que la vida te dio una familia y
muchos sueños, sé que la vida se enamoró de tus anhelos y arrancó poesía en tu
día a día aún sin que tú lo supieras.
Quiero que sepas que mi vida es diferente, distinta y distante. Mi vida
es solitaria pero llena de la riqueza que solo El Creador puede dar, llena de
muchas sonrisas y algunas lágrimas, llena de sueños y pocas pesadillas, llena
de versos y mucha poesía.
Los
dos tenemos una dicha, estamos vivos. Los dos tenemos un futuro y debemos
escribirlo, los dos abrazamos la intensidad en nuestros días y de repente…Yo sé
que vemos y disfrutamos de la misma luna. Viejo amigo, ¿Quién te quiere?... Un
abrazo.
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