Déjame un momento a tu lado, deja que la
distancia agote su tiempo y deja que el silencio abrigue nuestro momento.
Miremos lunas, abracemos esta noche… Que no se nos escape, hagámosla única.
Ven,
acuéstate sobre el pasto de mi jardín. Dicen que hoy lloverán estrellas y que
la sombra del sol, tapará media luna.
Dicen que del mar nacerá un encanto y de
éste brotará una semilla, una semilla que envolverá de ternura nuestro eclipse,
una semilla que llenará nuestro jardín de puros pétalos sin tristezas ni espinas.
Cierra tus
ojos, deja que mis dedos escriban poesía entre los botones de tu blusa. Poco a
poco, despacito entenderás mi gran ternura, entenderás la incipiente pasión que
hace que mis manos tiemblen ante la suavidad de tu piel. Musa que cubres con tu
espuma las playas de mis grandes deseos, mujer que excitas mi pasión al límite
del contenido silencio.
Deja que mi
sombra, abrace tu cara porque mis labios quieren caminar entre tus incipientes
arrugas, deja que mi aliento respire entre tus cejas porque mi lengua quiere
saborear la miel de tu piel. Siente cada uno de mis dedos abriendo tus labios,
siente mis manos desenredando tus cabellos…Siénteme en tu profundidad porque te
haré mía en nuestro jardín.
Respiré un
pequeño reflejo de tu luna y envolví tus pies entre mis labios, recorrí tus
piernas y tus temblores excitaron mi alma. Esperé, esperé un pequeño movimiento
en tus caderas y el atrevimiento se convirtió en osadía…La dulce osadía del
profundo querer, la dulce osadía del pecado consentido…La dulce osadía que
penetro tu cuerpo y abrazó nuestro orgasmo.
Miel que abrazas piel, piel que sudas miel...Te amaré tanto, que en tu eclipse seré tu luna y tu mi sol.
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