Precioso
amor que lejos de mi vida estás, abrazo de cuerpo que no te atreves con la
desnudez de mi alma, verso sentido imposible de escribir, molino de agua que
das fuerza a una luz que mis ojos no alcanzan a mirar… Pleitesía robada,
escondida y refugiada en un corazón que todavía mis dedos no alcanzan a tocar.
Precioso
amor narrado en leyendas y soñado en utopías, calostro de cielo que no te dejas
mamar por mis labios, cera fundida en la ceniza de una ilusión, misa de
solitarios herejes que arrancan del cáliz la ostia de la esperanza, música para
los poetas y pan para el mendigo que busca su maná de luz…Diamante
aterciopelado, veta de oro para los sentimientos y cruz de mármol para los que
por ti mueren.
Te busco,
te deseo y cuando te encuentro te quiero tocar y no puedo. Te idolatro, te
escribo te reflejo en mi Luna y cuando amanece miro espejos que solo retratan
mi soledad. Cien arrugas de solitaria pasión enredan mis sábanas, la noche
fingió humedad, la cabecera viste orgullosa el rasguño de una uña y mi almohada
yace triste y deshilachada. Un pequeño pájaro canta y el nuevo rocío no se
atreve con mi ventana y empaña una gota en mis pestañas. El día tiene prisa, el
café se hace solo y el pensamiento pide una fría ducha. Sucumbe el puño al
anhelo, se prende el cigarrillo y el nervio invade vientre. Sofoca el labio su
boca, desenfrena ansia la necesidad de una ternura, la emoción imagina caricias
y el don de amar, espera un amor precioso capaz de abrazar.
Vibra el sueño, el amanecer transforma
su horizonte en ocaso, el druida alquimista inventa una magia, el brujo dicta
¡Aquelarre! y el Universo baila la fogata del profundo deseo. La Luna se
deshace completa en miel, los árboles en varas de exóticas vainillas y siete
cálidos mares funden los icebergs de la distancia. El río envuelve en espiral
su montaña, un océano se convierte en piel, un desierto en cabellos de
ángel y siete selvas, en notas de
pentagrama. El buey se deshace de su yunque, la jirafa acorta cuello y muerde
pasto, el mono mira sorpresa y el búho no tiene cuello que gire, el topo come
nubes y el águila perfora abisales cuevas. Se transforma el sentido, lo
enseñado en precario y vive la hermosura en el otro lado. Porque si escribo lo
que veo al revés, si pienso lo que percibo de otra manera, si huelo por la boca
y miro con mis oídos, ese amor precioso estará conmigo. Si bebo cuando como, si
exhalo cuando respiro, si escribo cuando leo, si pienso cuando duermo y si amo
cuando estás, ese precioso amor estará conmigo.
Amor
precioso, amor que te vistes de verso cuando mi sentimiento escribe, de Luna
cuando mi noche expira y de rocío cuando la desnudez pisa mi jardín. Amor
precioso, amor que me regalas sueños, que erizas mi piel sin estar, que
humedeces mi cama al pensarte y que convenciste al viento de mi cielo, para que
me acariciase por tí. Amor precioso, amor que vives en el instante, en el
forcejeo diario de un trabajo, en la soledad de mi ocaso y en la reflexión de
mi poesía. Amor precioso que solo por tí arranco las venas de mis letras para
que su sangre fluya y arrodillo mis bruces al espacio para que deje de existir la
distancia. Precioso amor que sueltas mi imaginación en su libertad para que tu
brillo me deje dormir pero en su diálogo me da razón, enchina su virtud, y se rebela, porque solo vive trepada, entre los pétalos de tu alma.
Precioso amor, diamante de mi vida…Cortaré
fina y elegante una de tus aristas, de ella un espejo eterno haré y en ti siempre
me reflejaré, en mi vida te lucharé y aún en mi muerte, retaré al frío mármol
con el deseo de una de tus caricias. Porque en ti, infinito escribiré y en la
erección de mi último aliento, un postrero verso te recitaré.
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