Veo una luz en medio de tu corazón, es suave,
frágil e intensa. Se mueve despacito en el vaivén del aliento y vibra en cada
uno de tus latidos. Es azul, con tonos cafés y amarillos, es cálida,
persistente y cuando la miras fija, parece que habla. Nace en sangre y
resplandece en la cera de tu alma, es imagen y espejo, es sombra en la pared de
mi noche y el abrazo de una melodía creada para amar. Erecta y perfecta,
contorsiona aire. Sensual provoca esperanza, seductora chorrea sus lágrimas y
casual, viste desnuda cuando mi deseo enchina piel.
¡Viento, no la apagues, resígnate y rasga nubes! ¡Mar, no la ahogues,
véncete y apaga arenas! ¡Cielo, no la dibujes, recuerda que solo es mía!
Poseeré tu luz, la tomaré y poquito a poquito dejaré que gotee por todo
mi cuerpo. En mis pies, prenderá el nervio, en mis piernas atreverá ansias, en
mis muslos romperá pecado, en mi vientre será profundo escalofrío y en mi
garganta, un dulce divino. Recorrerá mi barbilla y los hoyos de mis mejillas,
será pincel y contorneará mis labios, entrará en mi boca y chispeará en mi
lengua. Llenará sensualidad en el perfil de mi nariz y poquito a poco sellará
de ternura mis párpados, hará el amor con mis pestañas y penetrará en mis ojos
hasta dejarlos ciegos de ti. Arquearé cejas y las besará, abriré mente y la
perforará, despertará mi tercer ojo y leeré tu alma, quemará mis cabellos y la
pasión arderá. Seremos incandescente fuego, brasa en la cola de un cometa y envidia de libertad.
No
sabes lo importante que eres para mí, no sabes que a partir de ti, mi vida
escribe destino. No sabes que un día descubrí tu luz, la guardé en mi sueño y
la hice mía. No sabes que un día te la arrebataré, la poseeré, seré suyo y le
escribiré una poesía a la vida, una poesía donde la muerte de un poeta, revive
en tu luz. Y ese día, verás reventar las olas de mi mar, sentirás que el viento
huele diferente y que el grillo escogió otro cantar. Ese día cambiarán su color
las nubes, el rayo disimulará su trueno y será más intenso, la manta raya
volará, el delfín caminará su elegancia y el lobo por siempre callará su
aullido.
No lo
dudes, llegaré a ti. Te abriré y en mis manos tomaré tu luz, en mis dedos
regalará destellos y en mi pecho, arderá. Te sentiré y me sentirás. Nos
fundiremos en el verbo del dar, desconoceremos los hilos el miedo, marcaremos
huellas de caricias en cada poro y cuando la cera se apague, congelaré su
flama, la encapsularé en ámbar y le pediré al tiempo del Universo que la
mantenga tersa y eterna. Encelaremos infinitos, romperemos reglas, profanaremos
rebeldía y un día, cuando la noche abrigue al Sol, esa luz dará nueva vida.
Y
ahora con tu permiso, me sentaré enfrente de mi piano, convertiré las blancas
teclas en suspiros de algodón, las negras en gemidos de alma y dejaré que mis
pies se deslicen sobre la pasión de una persa alfombra. Cerraré mis ojos,
dejaré que sean mis sentimientos los que toquen y explicaré al vacío que me
rodea que le hable al viento más cercano, al mensajero más despierto y al mar
más bravo. Hecho esto, compondré luz, una luz que mi Luna sea capaz de
reflejar, una luz que viaje hasta tu alma, una luz que copule con tu luz y que
cuando la historia las mire, sea capaz de escribir, un cuento de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario