https://publishers.propellerads.com/#/pub/auth/signUp?refId=Tilr HISTORIAS DE ITACA: EL GRAN BRUJO NEGRO.

domingo, 24 de junio de 2018

EL GRAN BRUJO NEGRO.



                Era el Gran Brujo, un hombre de alma negra y corazón seco, un ser de oscuridades y tinieblas, un ente perverso que vivía en silencio a todos ajeno. Era un druida con canas hechas de grises ceras, pupilas de cebra y labios afilados que olían a podridas cerezas. Sentado, con los pies hundidos en lodo y harapos embarrados de quien sabe que extraños fangos, con los dedos entrelazados de mugre y sarna de años, le rezaba al infierno porque quería dejar de ser brujo y convertirse en un Gran Mago. Se abrió la tierra y un intenso olor azufrado lo mareó, apoyado con su bastón se levantó, sintió exceso de calor y en su frente vio como Satanás se mostró. Con él negoció, su alma le vendió, vomitó su negra sangre y una nueva, teñida de rojo granate,  el diablo le dio. Miró al cielo y al Creador retó, juró y perjuró que él de vida sería el gran dador, en su gran capa se escondió y hacia su cueva caminó.
              De noche y durante meses en el hospital del pueblo vivió, cada nuevo cordón umbilical nacido robó y en macetas los sembró. Creó su pócima, mandrágoras, tréboles y salivas de venenosas serpientes, savia de viejos claveles, ámbares de grandes robles y hojas trituradas de nenúfares, polen de lirios y podridos musgos de inertes ríos. De cada maceta creció un niño, un ente malvado, una carroña hecha vida, piel con escamas, ojos de reptil, pies de tritón y manos con dos dedos, que eran tenaza para sus presas. Llegaron a la mayoría de edad y aquel pueblo en un nuevo infierno se convirtió, aquel brujo no envejecía pues al diablo su alma vendió, fue tanta la perversidad, que aquel pueblo desapareció y aquellos seres del inframundo, por doquier sembraron su maldad. La Tierra se convirtió en una gran sombra y se vivieron siglos y siglos de oscuridad y una gran crueldad.
              Dos ángeles afines a la divinidad reportaron al cielo tal adversidad y el Creador después de pensar a quien mandar, decidió una orden ejecutar:
              Del norte llegó el Gran Centauro, hermoso caballo blanco, cuerpo alado con barbas de hombre sabio, espada envainada y lanza calada en un puño lleno de garra. Desde la constelación Alfa Centauro viajaba por mundos y galaxias, inquisidor del mal y exterminador de falacias, del Gran Creador hijo estimado y líder de ángeles, arcángeles y serafines. A su paso todos se arrodillaban, los mares se abrían, las estrellas parpadeaban, cien Lunas lo reflejaban y el cometa más rápido, de perdidos meteoritos lo guardaba. Su misión estaba dada y uno por uno persiguió a los engendros de aquel brujo negro que se creía gran mago. Fueron siglos y siglos de una Tierra oscura, no hubo tregua, la lucha fue dura y uno por uno fueron decapitados y desmembrados, quemados y en el último planeta conocido, enterrados en cenizas que olían a cerezas podridas. Enfrentó valiente al gran brujo negro, le abrió el pecho, sacó sus vísceras y todavía con los ojos abiertos lo quemó hasta que su grito desgarró las entrañas del infierno.
             Cuentan que del averno un día salió, que al último planeta viajó, que todas las cenizas de sus engendros juntó, las sembró, con su pócima los regó y que hoy están aquí. Viven en la oscuridad para que el Gran Centauro no los pueda encontrar, se alimentan de nuestras sombras y son perversos de verdad. Vigila y huele, porque cuando una cereza podrida su fragancia te cede, es que uno de ellos te sigue y quizás de cerca te posee, porque tu alma quiere para deshacerla y venderla al infierno donde el Gran Brujo Negro te convertirá en un engendro con piel escamada y  ojos de serpiente, serás diferente, vivirás en las sombras, en la oscuridad persistente y tu aliento exhalará cerezas podridas eternamente.
             ¡Cuidado! Son muchas y muchos los que así huelen, lo notarás en sus besos, en el amanecer o quizás en un susurro… ¡Vigila! Porque no son humanos sino engendros del inframundo por el Gran Brujo Negro sembrados, LOS NOTARÁS CUANDO A PODRIDAS CEREZAS TU AIRE SABRÁ.




              

No hay comentarios:

Publicar un comentario