Quiero sentir como ella para saber que
hay pegado en su alma, quiero sentir lo que ella sonríe, lo que llora y lo que
grita. Quiero saber cuando su gemido es
verdadero, como siente el orgasmo desde dentro y que parte de su corazón a
veces olvido sin quererlo. Quiero sentir cuando necesita mi verso, cuánto pesa
el amor que de ella traigo dentro, como despliega el sudor su piel cuando a
ella me pego y que tanto sus ojos me miden, cuando la miro en silencio.
Necesito sentirla más allá de
lo permitido, de lo que está escrito y de lo que ella me deja. Necesito
sentirla de cerca, saber a que huele cuando está seca, si las palabras las
inventa o de si de su alma son presas. Quiero sentir sus letras, sus puntos,
sus comas y hasta sus tildes incorrectas. Quiero sentirla como nadie antes
creyó en ella, como la Luna tiembla cuando la refleja y como el mar encoge su
espuma, cuando ella lo besa.
Quiero sentir su tiempo, el
espacio correcto entre sus senos, la humedad que nada entre sus piernas, lo
tenso de sus pies y la curvatura de su espalda cuando en ella estoy dentro.
Necesito saber lo que siente cuando prueba mi beso, lo que habla cuando el
silencio amaga, lo que susurra en su suspiro y lo que hierve su saliva cuando
su garganta me traga. Necesito y quiero cada momento que me regala, sentirla
cuando da y cuando doy sin que me exija nada, cuando en su emoción llora a
carcajadas y cuando cada alba le roba un pedacito de rocío a mi cama mojada.
La necesito más que nunca y por
eso sentirla es parte de mi cruzada, pero debo sentirla en la plenitud de mujer y no en la
falsa esperanza, sentirla cuando le cocino y desnuda huele mi espalda, cuando destella
sus dientes en la fogata y me enseña un pezón entre humos, copas y atrevidas
nostalgias. Sentirla como mujer y no como falacia, sentirla siempre cerca y no
esperando ajenas paradas. ¡La necesito! ¡Claro que la necesito! Y sentir como
ella quiero, porque es un derecho saber de que está hecho el cielo, como es el
polen de cada pétalo, que escucha en el averno un violonchelo y que siente el
dedo de mi ángel, cuando la toco y exhala profundo su hermoso aliento.
Quiero sentir como ella porque
no hay mago que saque ese sentimiento de su chistera, no hay ocaso que explique
el color de su piel cuando se siente plena, no hay nube que sea capaz de
exprimir su algodón como lo hace ella, cuando llora perversa. No hay trueno que
rete eco cuando ella está tensa y no hay cielo con más estrellas hechas de miel
que sus ojos cuando sienten amor y me miran pegados a mi piel. Quiero sentir
como ella porque ya la necesidad es deseo, la pasión un sueño, la ternura un
inquieto verso, sus besos esa poesía que late húmeda y distinta… y su amor, ese
anhelo que si no estoy dentro, no comprendo.
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