Empezó todo como
la primera vez: Silencio, pasión y profundo erotismo.
Las palabras eran
solo símbolo del escondido consentimiento, el aliento oscurecía nuestras bocas
y en sus besos solo ardía la dulce espera del ansiado tiempo.
Ternura que
abrazas vidas en los serios y educados principios, miradas que atraviesan los
suaves muros de nuestra adolescencia… Instante hecho miel, que enjuagas
salivas.
Acaricié toda tu
piel, pellizqué tus muslos con cada dedo de mi amor y cada vez que uno de tus
latidos encogían mi corazón, mi alma los abrazaba con la fuerza de la profunda
pasión.
Y vi temblores,
sentí tus erizados pezones en mi boca y
escondí los miedos de la infancia en la profundidad de mi elegancia. Nadé
despacito sobre tus orgullos pero mis manos solo se perdían en tus escondidos
paraísos.
Niña que ahora
eres mujer, mujer que alguna vez fuiste niña…Solo recuerda esa suavidad, esa
ternura y el cariño que besó por primera vez tu luna. Recuerda la poesía que en
ella escribí, recuerda esos dedos que recorrieron tu cuerpo y te llenaron de
amor. Recuerda los vientos de mi aliento y siempre escucha sus silencios porque
en ellos, gozarás otra vez mi música.
Algún día, te
dirán que me fui. Iré con los ángeles a disfrutar del infinito, iré a recorrer
el futuro del universo, atravesaré
eternidades…Y explicaré al vacío que fui el primero, que fui el primero que
comió un pedazo de tu luna.
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