Enséñame tu mano y quizás lea tu vida, déjala entre las mías y resbalará
despacito sobre mi cuerpo. Le enseñaré el camino del placer, de la ternura y
del poder. Tocaré con sus dedos cada uno de mis poros y abrigaré con su calor
mis más escondidas poesías.
Deja
que fluya su instinto sobre mi piel porque en su libertad quitará miedos y
absorberá sudores, llenará de caricias mis labios y encelará al viento cuando
toque mis cabellos. En su silencio
envolverá de música mi alma y en su talento arrugará de vergüenza mi corazón.
Sentirá
el vigor de un hombre que necesita sábanas de intimidad, sentirá el orgullo de
la seguridad cuando disfrute la dulzura del momento y abrirá sus palmas cuando
apriete los eróticos muslos de la pasión. Gozará intensidad y en ella conocerá de cerca
el verdadero amor, vibrará en el temblor de mi carne cuando su piel rasguñe los
celos de mi luna y en su excitante viaje mojará de vida su memoria.
Sentimiento de aire puro y limpio que
resbalas entre suavidades, exquisita sensualidad que disfrazas ternuras de
mujer, sueño del silencio que disparas balas de cariño, afrodisíaco masaje que
sueltas lágrimas en mi alma. Dulce sinfonía que enarbolas caricias y deshaces
los nudos de mi olvidada sexualidad, exótica melosidad que erizas las
turbulencias de mi mente.
Viaje
sin final que escribes versos en el
cielo de mis estrellas y pintas de azul mis noches de insomnios. Veta de oro tatuada en mi
cuerpo que abres los surcos de tantos
deseos que en tu posesión, exhalo una y otra vez los suspiros del profundo
gemido. Última caricia que despierta el amanecer y escribe el dulce epílogo de nuestra noche.
Tu mano
en mi cuerpo…Un anhelo, un deseo…Quizás un sueño.
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