Colisión
de imágenes que envenenan mis más íntimas perversiones, desnudez de tu cuerpo
que pinta de ocre y cobrizo metal los sentimientos de mis ojos.
Deseo
guardado que solo vives en mi poesía, anhelo sufrido que llenas mi vida de
melancolía.
Mujer que
te presumes en tu belleza, que enamoras por tu atracción, que emanas tanta
sensualidad que mis labios no puedo cerrar.
Don en la
perfección de tu cuerpo, fácil promesa en mis sueños, desidia en tu lejanía.
Porque
todavía son otros, los abrazos que cobijan tu ausencia, porque en mi respeto
siento traición y dolor.
No
vuelvas tus ojos en contra de mi espejo, no llenes de esperanzas mi agonía pero
libérate de esos lazos que impiden que seas mía.
Solo una
vez toqué tu piel, solo una vez sentí tu
fuego enaltecer mi orgullo de hombre, solo una vez se arrodillaron mis
sentimientos ante tu vanidad.
Placer
que solo recuerdan los versos que escribí en aquel amanecer, pasión enfriada
con una nota en mi almohada, junto a ella tu olor, que todavía embriaga mis noches de locura
en tu recuerdo.
Infierno
consentido que envuelves mi vida de oscuras intenciones y amargos viajes a lo
infrahumano. Canciones que clavan agujas de memoria en mi corazón. Eterno sabor
de mujer que llenas de nostalgia cada una de mis lunas.
Triste paisaje
en mi camino que me impide ver más allá de tu sombra, Triste sendero que guía
mi soledad en el ocaso de mi destino.
Amarga
miel que escurres ideas en mi conciencia, ámbar de sangre que guardas en tu
cápsula el rencor de un momento.
Dejaría
libros en blanco al querer escribir tu nombre, dejaría vidas enteras sin
sentido por poseer tu olvido.
Fuiste y
serás siempre solo un deseo. Y en tu prohibición besé mi existencia, me enamoré
de mis vicios y solapé de vergüenza mis sueños.
Porque a
la vida solo le debo la confesión de mis pecados soñados, más nunca le deberé
rendición a mis anhelos.
Ya mis
noches jamás te abrazarán y en mis días otros ojos me cautivarán. Mujer que
naciste del árbol prohibido del edén, mujer que matas con tu sonrisa cualquier poesía, mujer que fuiste el fruto prohibido de mis deseos.
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