Sueña la
guitarra con sus ásperas manos, vive la música en viejos y nuevos acordes,
suelta sus versos la poesía y enciende pasiones la libertad. Grita melancolía
el mar, cuando ve tus ojos llorar, expande el cielo su azul, cuando ve sombras
llegar y esconde su cara oculta la luna, cuando ve el sentimiento marchitar.
Trascienden
los caminos en sus destinos, mueren
hipocresías entre las espinas del remordimiento, vive la nostalgia en el
recuerdo y sonríe el sueño cuando ve la punta de un amanecer. Y tu…Tú eres la
creación suprema, la magia de un libro por escribir, la gota de una tinta que
derramará ilusiones cada vez que toque un papel, el sabio que enseñará letras a
la Luna y reflejos al Sol.
Eres miel de
paisajes, lava de volcanes y consejo de viejas calles. Eres vagabundo de
montañas y pescador de ríos, viajero de sublimes telares y catador de añejos
tintos. Eres destello de estrella, cazador de pergaminos, hacedor de historia y
amante de piel. Cautivador de miradas, diseñador de caricias, constructor de
deseos y arquitecto de enseñanzas…Eres
algodón de nube, terciopelo de viento, rocío de brisa y verde en las esmeraldas
del Universo.
Vistes
mundos de colores, bailas paisajes y los llenas de curvas y hermosura, escondes
aflicciones y derrumbas los muros del “no puedes”, sin hablar. Envejeces sin
vergüenza, con la cara altiva y ojos seniles. Te miras en el espejo de lo
vivido, arrancas tu imagen y la pones en el fondo de un caleidoscopio que solo
el cielo te regala…De ese caleidoscopio que llena tu historia de colores, tus
memorias de bonitos recuerdos, tus sentimientos de escalofríos, tu piel de
polvo de estrellas y tu eternidad de Luz. Un caleidoscopio que será el capullo
de tu transformación, el túnel que guiará tus pisadas, para que tus huellas
escriban infinito.
Viviste porque
eras razón para hacerlo y renacerás como ser de Luz, porque la eternidad te
necesita.
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