Mucho tiempo, escondí miedos, guardé ternuras
y reprimí deseos. Pasé largas noches sin
ahogar una pasión, sin libar en otras humedades, sin merecer más caricias que
las del reflejo de una triste luna. Endulzaba mis labios en el bouquet de un
buen cabernet y al calor de una vela, escribía unos sentimientos que solo rimaban, cuando lograban expresar, el anhelo de una perdida pasión. Pasé oscuras
horas intensificando mis letras, pero solté lastre, clasifiqué recuerdos,
restauré memorias y en la batalla contra la soledad, sentí madurar mi alma.
Creció la
capacidad de reflexión, aminoró el orgullo su inflexión, y mis tintas se
volvieron a cargar de aquellos sentimientos que un día, enarbolaron mis dotes
de amante. Ahora cierro mis ojos y veo con ternura el interior de un buen
hombre, dejo que los dientes aprieten
mis labios y no siento rencor, solo ganas de volver a mamar pasión, abro mis
manos y en sus líneas ya no hay vacío, solo emerge con todo su poder, la nueva poesía de mi vida.
Y es por
eso que te escribo, y solo te escribo porque no te conozco, no te miro pero te
siento, porque sé que estás. Quizás
estés sentada en un rincón de nuestra amada Tierra, leyendo mis palabras,
quizás nunca las leas o quizás cuando las leas no me comprendas o no sientas
que ahí estoy , con la desnudez de mi alma, queriendo abrazar tu luna.
Te necesito.
Róbame las manos, para que mis dedos puedan respirar en cada poro de tu piel.
Róbame los ojos, para que sientas la intensidad de cada deseo guardado. Róbame
los labios, para que mis caricias escriban ternuras en tu cuerpo. Róbame mi
silencio, porque cuando el grito del Amor, deshaga tus sábanas, lo
convertiremos en gemido. Róbame el aliento, para que mis versos solo se
alimenten de ti…Dame una esperanza y brincaré mi océano, dame una razón de
existencia y cambiaré de luna, dame un pedacito de tu corazón y robaré por
siempre tu alma.
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