Naciste
para ser el primer destello de vida y en tu dulzura, rendimos sentimientos.
Existes por razón, palpitas por pasión, respiras en la eternidad de un instante
y en tu muerte, explotas humedades en nuestros cuerpos.
A veces
fingido, en el teatro de la vida…A veces olvidado en la compañía de la
soledad…A veces envidiado en versos
ajenos, y a veces pagado en las calles de nuestra ignorancia. El Universo te
llenó de su miel, la luna de su deseo y el volcán de su erupción.
Se
estremece el alma al sentirte, late con fuerza el corazón al vivirte, se
enchina la piel en tu orgullo y muere el tiempo en tu expansión. Eres gemido y
a veces grito, eres suspiro y a veces gota de lágrima, eres profunda poesía y la tilde de la extrema pasión.
Firma en
el óleo del deseo, saliva de la suprema excitación, maná de lenguas y miembros,
tormenta en el éxtasis y vergüenza en los golpes de pecho. Religión para los
amantes e inquisición, para los enfermos del alma. Juego de luces cuando la
noche pinta infinito entre dos cuerpos, castillo de fuego en la playa del
placer cognitivo, cruce de caminos y marea alta en la imaginación de un sueño.
Te creó
el Amor y sufriste de la oscuridad, de la intolerancia, de la represión y del
impuesto pecado. Encarnaste sangres entre los cilicios de la vergüenza por
poseerte, reescribiste una y mil veces tu historia entre hábitos y muros de
hipócritas decencias…Pero siempre, te dejaste sentir, porque tu semilla es
placer, tu ternura es pasión y tu elegancia, es Amor.
Te rindo
tributo, desde el fondo de tu alma y en ella, escribo tu nombre: Orgasmo.
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