Hubo unas y quizás otras, viví una historia y
quizás sea difícil no recordarla, me secuestró un destino que jamás quise
escribir y por eso mi corazón en cada latido, soltaba una lágrima. Sentía mis
pies caminar sin una huella dejar, porque sus pisadas no eran firmes, solo eran
llevadas por ajenos vientos. Crucé mares, buscando una razón que explicara mi
existir, llené cicatrices de arena en desiertos que por calientes, solo
quemaban mi alma y cuando por fin el refugio de la soledad abrazó mi silencio
entendí el profundo sentir de la reflexión, del íntimo conocimiento y aprendí,
a escribir un sueño.
Mientras escribía, dejé que los miedos
fluyeran, que las emociones brincaran páginas, que los sentimientos jugaran en
el laberinto de un imposible amor y que las ilusiones empezaran a tomar forma.
Respiraba después de cada punto y exhalaba los suspensivos. Dejaba que la
música pusiera las tildes y entre copa y copa de tinto, besaba mi nueva
historia. De mil maneras dibujé un rostro, unas manos, unos ojos y unos
labios…De mil colores pinté su alma y cuando el lienzo ya resplandecía
hermosura, escuché a lo lejos un latido, ese latido que empezaba a bombear
sangre en mis versos, ese latido único, ese latido que solo era para mí.
Corrí a la puerta de mi nueva vida y ahí estabas. Hermosa y bella, no
hubo explicación, no existió duda, vivió el beso, sonrió la mirada y mis
entrañas se vistieron de esperanza. No hay una estrella en el cielo capaz de
hacer brillar mi historia como tú, no existe una nube con tanto algodón en sus
brazos ni una Luna que refleje con tanto amor, el escalofrío de mis
sentimientos como tú. Froté mis ojos y
ahí seguías, me juraste y te juré, me esperaste y te esperé, me vestiste de
ternura y te recubrí con mi dulzura, me regalaste tu alma y en ella, día con
día escribo este sueño, este sueño que por tanto tiempo tembló tintas en mis dedos, arrancó tiempo a
mi soledad y rasguñó una y otra vez mis ceras, hasta chorrear lágrimas de nueva
vida.
Caminos de vida, caminos que dejamos que vayan y vengan sin escribir su
dirección. Caminos vacíos que no penetran huellas, caminos que solo respiran el
polvo de la ignorancia, la desesperanza y el conformismo. Escribe un sueño en
tu camino, déjalo crecer en incontenible anhelo y cuando la ilusión tome tu alma,
sentirás ese latido, que por siempre te esperó.
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