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sábado, 27 de mayo de 2017

CICLOS...


                    Mis sentimientos se descarrilan, las vías no encuentran su paralelismo y el semáforo se vuelve loco cuando cruzan los trenes. ¡Por favor un gin tonic, con una lágrima de limón! La sospecha siempre supera a la realidad, pero jamás a la verdad. El teatro de la vida abre su telón y deja que sea la razón la que hable de amor, porque cuando el deseo inunda las capas de tu piel, ni el alma más bendita, es capaz de secarlo.

                    12.00 PM. Toma mi forma la almohada, el olor es intenso y vuelan los fantasmas del ego. Se abre el telón de los sueños, brinca la imaginación y todo sucede, en mi estación.

                   12.05 PM.  Mercado de alfombras persas al norte de un oriente, pipas de opio y elefantes mostrando colores. Las mil y una noches en mi mano, Simbad y sus cuarenta ladrones en la otra, molinos de viento en mis labios y dulces sedas recorriendo una estampa, en mis ojos. Puesta del Sol naciente, horizonte recibiendo olas, cielo azul reflejo de Luna  y árboles creciendo en las entrañas de la Tierra.

                   12.10 PM.  Baila la cobra y muestra su veneno, pasea sin ton ni son  la sagrada vaca, toma té el vínculo inglés a desafortunada hora y silba el viento sus esquinas. Vomita pobreza la rata en su alcantarilla, muestra el loro que no puede recitar y huele el zorrillo, la peste en su caminar. Conoce nuevas paredes el borracho en sus calles, inaugura portales el mendigo y pervierte huellas el vagabundo. El silencio es rutina y el vómito, analiza vidas.

                  12.20 PM. Llega el primer tren. Bajan pobres, altruistas, gamberros, políticos, mercenarios, ladrones, homicidas, personas y poetas. Grita el mercenario y compra el político. Llora el pobre y el altruista mira para otro lado. Sonríe el homicida y el ladrón le roba su oxígeno. Sienten las personas y el poeta lo escribe, sin sentir lo que sienten. Se completa el ciclo de la realidad fingida
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                 12.30 PM. Llega el segundo tren. Bajan enfermos, obispos, carpinteros, lacayos, millonarios, amantes, personas y literatos. Suspira el enfermo y el obispo da su extremaunción sin saber a quien, pide trabajo el carpintero y el lacayo le da madera, pide amor el amante y paga el millonario, lloran las personas y el literato no sabe escribirlo. Se completa el ciclo de los vicios.

                 12.40 PM. Llega el tercer tren. Bajan  pecadores, burócratas, prostitutas, niños, doctores, payasos, personas y sabios. Pide el pecador y la prostituta se ofrece, sonríe el niño y el payaso siente que perdió su trabajo, tiene prisa el burócrata por saber su enfermedad y el doctor le dice que espere a mañana, ríen las personas y el sabio escribe un refrán. Se completó el ciclo de la tristeza y también el andén.

                12.50 PM. Arrecia la lluvia y aparece un letrero “No hay más trenes”. Se apagan las farolas y en la esquina se abre el “Bar de la estación”. Se acumulan los sedientos miedos. Camina entre mesas un poeta sin inspiración. La soledad pide un whiskey doble, a un lado se perfila vigoroso el erotismo  y marca barra con el ruido de su puño. El cantinero le sirve un aperitivo y en sus aceitunas imagina pezones. Entra sigiloso el pecado y se sienta en la última mesa detrás de la última esquina. Solo escucha. Y aparece el gran miedo: “la mujer”. Mira, observa, aprieta sus labios y comparte una copa con la soledad. De reojo siente al pecado y lame una aceituna.  La envuelve el erotismo, se atreve con el pecado y desnuda al poeta sin inspiración. El sexo es oral, intenso y convulsivo.  La inspiración no llega y el poeta se deja. Deshace barra el ardiente y ansiado sesenta y nueve. Rasguña piel la madera y tiemblan vacías las copas. Llega el hombre y cierra el bar de sus miedos. Se completa el ciclo de las humedades.


                01.30 AM. Por fin llega un taxi, la fila es larga. El conductor es transparente, pálido y lánguido. Abre el maletero y escoge la hoz más afilada. No hay distinción de clases ni credos, no hay riquezas ni pobrezas, no hay influencias ni escapes, no hay dudas ni explicaciones que dar. Nadie se lleva nada. Todos y cada uno de ellos enseñan vacío en sus manos y entran al taxi…La muerte completó, el ciclo de la vida.


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