Sueña
la Tierra, babea el hombre y la mujer siente. Desafía el viento los desiertos,
grita el lobo y aulla la desesperación. Esconde sombras la Luna, revienta
espacio el meteorito, entra en el gusano del infinito el Tiempo y renace la
semilla de la inmortalidad. Se cimbra el verbo, truena el pensamiento, camina
la eternidad en su luz, estremece su agonía el pecado y nace el deseo.
Miradas cruzadas, un sentir a flor de piel, sentimiento parido en
gotitas de sudor, una espera y el sufrir de la sublime agonía. Una caricia
atrevida, un abrazo con olor a ternura, quedito toque de labios… Emoción que
enchina oxígenos y diablitos. Canción sorda de palabras, acorde que inflexiona música, aliento sabor sensualidad y suave
contorsión plena de tu seducción. Eva y manzana, Adán y serpiente, paraíso y
miedo… ¿Deseo o pecado?
Poesía de amor que despiertas pasión, cuerpo perfecto que envuelves alma
y guardas un hermoso corazón, ojos que miran a pura y blanca nieve, labios que
abrazan ternuritas de beso y que jamás podré despegar de mis versos. Deseo de
mujer y te llaman “Pecado”… Pecado es mi reto, porque quiero pecarte profundo,
pecarte intenso y pecarte en cada una de mis noches. Quiero pecarte cuando no
estés a mi lado, cuando la imaginación vuele a tus brazos y cuando el deseo sea
inagotable. Quiero pecarte al sentir tu piel, al abrigar tu lenguita y al
cerrar tus ojos. Quiere pecarte con mis manos resbalando por tu cuerpo, con mis
piernas entrelazadas a tus muslos y con mis ojos hundidos entre tus pechos.
Pécame porque yo pecaré en ti, deséame porque te deseo intensa y
profunda…Ámame porque en el deseo te tendré y en el pecado, penetraré hasta tu
alma.
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