Viajan las
culpas sin nombre entre los vientos de ajenas vidas y les ponemos nuestro
apellido, recibimos bajas educaciones que subliman los miedos de la ignorancia
y en nuestra repetida terquedad queremos que nuestros hijos mamen esos
principios. Gritamos y no escuchamos, enseñamos sin haber aprendido, jugamos
con los sentimientos y hacemos del chantaje una forma de vida.
Cerramos
ilusiones, prohibimos sueños, frustramos deseos y cuando nos damos cuenta de
tanto error…Vemos que escribimos un destino que no era el nuestro y todavía
ansiamos su posesión. Por años vejamos
inocencias, por orgullo capamos deseos y cuando vimos una lágrima recorrer su
carita…Solo el insulto fue el remedio a tanta tristeza.
Machismo,
ignorancia, incertidumbre y maldita perra miseria que heredamos de quien sabe
qué valiente genocida… Sabios educadores hundidos entre los vicios del alcohol
y la promiscuidad, cultos hacedores de principios que tenían un grito como único
argumento a su ignorancia… Ratas de vida que escribieron historias de terror en
la piel de sus propios hijos y hoy duermen en el cementerio de nuestros
olvidos.
Si bajo tu
carne, existe un solo gen que recuerde esa imagen…Arráncalo y escúpelo de tu cuerpo…Si en tu corazón
todavía hay un solo latido de esa persona, vomítalo !!! ... Si en tu alma vive una sola
cicatriz de ese genocida…Deja que la ternura de tu profundo dolor, la borre para siempre. Vive diferente, educa
desde el amor y cuando tus hijos sientan una culpa…Hazla tuya y veras una
sonrisa en sus ojitos.
Educación
desde y por el miedo, culpas impuestas y enterradas en cada uno de los poros de
nuestra alma…Oportunidad de vida por no permitir los mismos errores, absoluto
conocimiento de la palabra “perdón” que sublima nuestra inteligencia y reto que
debes sembrar en tu corazón para borrar rencores y convertirte en un gran dador
de amor.
Aprende vida y la podrás enseñar, repira verdad y tomarán tu ejemplo, abraza día con día la ternura del amor y sentirás, cuando la luna cierre los ojos de tus noches...Que tu alma descansa sin la sombra del eterno remordimiento, que tu conciencia expande libertades y que tu corazón absorbe en cada uno de sus impulsos, los latidos renovadores de la gran energía universal.
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