Sonreí a tu mirada y tus ojos envolvieron mi alma
Besé tus palabras y tu aliento abrazó mi boca
Lloraste un deseo y mis manos recorrieron tu espalda
Sedujiste mi cuerpo y navegué por el laberinto de tus
pasiones.
Quemamos
instintos, discutimos la profunda lujuria del sexo, inventamos toques,
descubrimos rincones y en la ceguedad del clímax… Rompimos las reglas del
pecado. Sublime instante en que las luciérnagas de la pasión, destellaron en el
cielo de nuestras ternuras. Jurado éxtasis que arrancaste los miedos de lo
imposible, soñado momento que apuñalamos de infidelidad el espejo de nuestra
soledad.
Tu mirada sonrió y mis ojos envolvieron tu alma
Besaste mis versos y mi aliento llenó tu boca
Dejé que una lágrima acariciara tu mejilla y tus dedos
recorrieron mis labios
Abrigué tu cuerpo y dormiste en el laberinto de mis
querencias.
Respira despacito
mi amor que el amanecer ya brilla entre la desnudez de nuestros cuerpos. Siente
el olor del rocío, escucha la poesía de las flores al abrir sus pétalos, cubre
tu espalda porque el dulce canto de los pájaros no quitará tu escalofrío. Quietud
en el espacio y silencio del tiempo, domada pasión y mimado reposo, roce
consentido de pieles que rescata el recuerdo de nuestra noche, plenitud que escribe
los sentimientos de nuestro amor.
Miradas que reflejan los espejos del alma
Humedecidas comisuras que cuidan las grietas de nuestros
labios
Caricias de miel que resbalan queditas entre las sonrisas
del alba
Querencias que escriben poesía en el lecho de nuestro amor.
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