En mis
sueños los mimaba y cuando los tuve cerca no supe como abrazarlos. Rodeé sus
comisuras con mi lengua, pervertí sus curvas con mi aliento y en ellos, escribí
caricias con mis dedos. Quise vivir su intensidad en un segundo, quise que sus
mieles se fundieran en mi saliva y entre tanta pasión, hasta las letras de mi
poesía se fundieron en tan largo silencio.
Fue tan profundo
el momento, tan esperado el anhelo que las ansias de mis dientes mordieron su ternura. Invadí con mi respiración la
humedad de sus encías, besé la suavidad de su lengua hasta provocar el éxtasis
de su boca y cuando sentí la primera gota de sudor en sus mejillas, expresé la
fuerza de mi amor.
Sentimos música
en nuestras papilas, bailamos la dulce danza del erotismo compartido, recitamos
lluvias de deseo y en nuestra plenitud, eyaculamos pasiones y deshicimos
miedos. Consentimos ese minuto y dejamos que se acariciaran nuestras lenguas,
pervertimos los labios en el tiempo y dejamos que ese placer envolviera la
eternidad.
Dulce sensación
que aprendí, pegado a tu boca. Dulce silencio donde las palabras tiemblan entre
los ecos de nuestras gargantas, canción de cuna que arrullas mi lengua en tu ternura
porque de tu saliva bebí, de tus ansiedades gocé y de tus labios me enamoré.
Cerca de tus
labios, todavía escribo mis sueños, cerca de tus labios imagino la razón de mi
existencia…Cerca de tu alma, conocí el sublime deseo de tus labios.
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