Te sentí nacer, desde
lo más profundo de mi corazón
Te vi crecer, entre las dudas de la vida y las caricias de
mis manos.
Te mostré tu agonía, entre las sombras del pecado y el
espejo de tu vanidad
Y ahora te veo morir, desde el profundo eco de la distancia.
Enfrenté la traición, sufrí el despecho y al buscar la
razón…Ahí estabas tú.
Busqué escribir mi destino y comprendí que eras tú, quien envenenaba mis sueños
Quise tapar el Sol con un dedo y solo conseguí ser el más
ciego entre los sordos
Viví para ti y aprendí
el lento morir de cada día, al amar sin ser amado.
En la tristeza, envuelvo tu recuerdo para regalo del olvido
En el despecho, arranco las ternuras impregnadas en mi piel
En la memoria, borro las fotografías para no volver a oler
tus paisajes
En el pensamiento, pinto de blanco las palabras y de negro
tus miradas
Recargué mis sueños con diferentes alientos y en cada uno de
ellos…Tú, ya no estabas
Imaginé cada noche con distintas dulzuras y en cada una de
ellas…Tu corazón, no era el que latía.
Recité mil poesías en cada amanecer y en ninguno de sus
versos…Tu alma, se escribía.
Besé una a una las siete lunas de mi vida y en ninguna de
ellas…Tu recuerdo, vivía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario