El
día que cierre mis ojos ya no leeré vida, solo asumiré la magia de un viaje que
es parte de ella. Escribiré mis sentimientos en el túnel de luz para que me
conozcan los ángeles, escucharé en silencio el espacio doblegarse y el infinito
en su expansión, enchinará la piel de mi alma. No tendré corazón pero el plasma
del cielo guiará mis latidos, no tendré posesión de razón pero la fuerza del
sueño en el viento del Creador, explicará mi camino. No tendré miedo, no
acariciaré dolor, no sonreiré pero tampoco lloraré, no habrá cicatrices ni una
historia que contar, no sufrirá el límite y volará la libertad.
El
día que cierre mis ojos, quiero que estés a mi lado porque solo así, mi vida
habrá valido la pena. En tu abrazo dejaré mi último aliento, en tu piel mi
postrera caricia y en tus labios escribiré el primer beso de nuestra eternidad.
Jamás me olvidarás porque en ti dejaré mi espíritu, nunca me llorarás, porque
sellaré cada una de tus lágrimas con el poder de mi Luna y cada vez que la veas,
sentirás mis tintas tatuar su manto, de sentimientos y colores. Quizás
anochezca para siempre en Itaca pero en
cada amanecer de tu vida, verás pintada la palabra “esperanza” en el vaho de tu
ventana, escucharás al rocío cuando te recite nuestro reencuentro y desnudarás
tus pies, para seguir sintiendo el frío de la Tierra que un día, contigo pisé.
El día
que cierre mis ojos, entenderé el profundo significado de la utopía, el fracaso
de un mundo que no entiendo y el miedo de unos sentimientos que solo escribo en
mi necesitada intensidad. Trascenderé y veré mi cuerpo en su yacer, me
sentiré bien y abrazaré ese momento para sentirlo, para comprenderlo y quizás
para poder explicármelo. Porque siempre
he querido cazar la pureza del amor, la ecuación de la auténtica libertad, la
piedra filosofal que explique el “por qué, de dónde y el a dónde” de la raza
humana y el silencio que exprime el pecado cuando lo abraza el rico, el
poderoso y el ejecutivo religioso.
El día que
cierre mis ojos, llegaré a un nuevo mundo. Será el primero de siete o de mil,
pero será mi nuevo mundo y en él te esperaré. Construiré nuestro hogar pero no
de piedras sino de perlas, no tendrá cemento en sus paredes sino que las
recubriré con la fuerza de la ternura, el suelo será virgen de siete pastos,
los pastos más hermosos y suaves que hayas pisado, el techo lo forjaré con las
más blancas nubes, entrelazaré sus hilos de algodón y ni un rayo podrá jamás
atravesarlo. No habrá oxígeno, solo olor
a mar, no vivirá el frío sino el terciopelo de nuestro amor, no habitará en
ella la distancia porque en mi nuevo mundo no existe, no recitará nada el
silencio solo el eco de nuestra música, vivirá por siempre en ella.
El día
que cierre mis ojos, quizás comprenda porque te amo tanto, porque te necesito
tanto y porque lloro tanto tu ausencia. El día que cierre mis ojos, derramaré
la última gota de mis tintas en un blanco papel, escribiré la última intensidad
de mi último sentimiento, apagaré mis ceras y beberé un cansado trago de mi
añejo tinto, cerraré un capítulo en mi vida y entraré a ser parte del sueño
Universal del Creador y no lo dudes, prepararé tu camino para que el día que
tus ojos se cierren, sean mis manos las primeras en abrazar tu alma.
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