Un alma tuvo un sueño. En él, un ángel se
le acercó, le hablo despacito y con celestial ternura. Le dijo que lo
acompañara a visitar las moradas de la eternidad. Se asustó el alma y en sus
nervios mostró inquietud y duda. Escuchó el corazón y quiso seguirla en su
viaje, pero le puso una zancadilla, se cayó y entendió que su alma no
necesitaba ningún latido para comprender, lo que estaba a punto de ver. El espíritu le
dio consejo y la dejó ir. ¿Y su cuerpo?...Ah! su cuerpo como siempre, dormido y
soñando las mismas idioteces de siempre.
El ángel tendió su mano, el alma cargó con energía su mochila de
sentimientos y juntos emprendieron el viaje, el viaje de un sueño que quizás,
explicaría de una vez sus por qué. Atravesaron
dos negros agujeros donde el Tiempo se hacía cada vez más chiquito, maravilló
colores que jamás había visto en lienzo alguno y sintió olores que solo la
magia del Universo puede generar. Vivió
de cerca el rugir de los cometas en sus latigazos, la explosión de algunas
estrellas en su generosidad por crear, el grito de los vientos siderales y el
gemido de nueva vida, más allá de los confines conocidos. Todo era hermoso,
sentía que ya lo había vivido y en el sentimiento, crecía su ansia por ver más
y más. El ángel la miró y en sus ojos exprimió comprensión, el ángel la besó en
su frente y en sus labios, entendió dulce virtud, el ángel la abrazó y en sus
manos sintió ese cáliz que una vez escribió dolor, en la pujante paridez de la
eternidad. Porque la eternidad fue parida en dolor de vida, de ella nacieron
almas y a cada una, se le asignó una fracción de polvo de estrellas que se
convirtió en un cuerpo nuevo y un corazón de contados latidos.
Más perfección de alma, menos perfección de cuerpo y más latidos. Cuerpo
perfecto, alma en pañales y cortos latidos, pasajera tentación y un corto bagaje,
con vacías maletas. Alma perfecta, cuerpo ajustado a su espíritu, profundos
latidos, guía espiritual. Alma pequeña, cuerpo imperfecto, latido corto, primer
grado de enseñanza. Perfecta alma, discapacidad de cuerpo, latido compartido, maestro
y ejemplo de vida. Alma aprendiendo, cuerpo normal, mediano latido, humano
cotidiano. Alma que solo siente, cuerpo abierto al vicio del sentimiento, gran
latido, Poeta. Alma pequeña, cuerpo arreglado, pequeño latido, Político o
Vedette. Sin alma, cuerpo perfecto, sin latido, Satanás. El origen del alma, no
hay cuerpo solo Luz, gran latido Universal, El Creador. Pureza de alma, alas
agitando latidos y corazón creando nueva sangre por doquier, un ángel.
Y el alma entendió de donde vino y a donde va. Comprendió que la
atracción entre dos almas es cielo, que la atracción de dos cuerpos es Tierra y
que la atracción de dos corazones solo es amor humano y no eternidad. Que en la
perfección del amor, los ángeles, unen alma cuerpo y corazón, que en el sueño
del alma solo vive una música, la que es capaz de inflexionar un sentimiento,
la que es capaz de enredar acordes entre dos espíritus y la que es capaz de
componer verdad, cuando el cuerpo exige
deseo y el corazón una sutil historia, que explique su latir.
Regresó el alma a su cuerpo y éste le preguntó, el alma solo le regaló
una lágrima de comprensión. Le tendió sus ojazos el corazón y el alma, con una
mirada, apaciguó sus latidos y le pidió por una vez, entendimiento. Llegó el
espíritu, la abrazó y con ella bailó. Escogieron las más romántica música, se
pegaron, danzaron, sintieron, se excitaron e hicieron el amor. Porque cuando un
alma hace el amor con su espíritu, cuerpo y corazón, escriben y laten en un
gran deseo, porque cuando el amor se hace Luz, el pergamino de la eternidad se
desdobla, la libertad lo lee, el cielo se expande, el gemido riega paz, el
grito envuelve esperanza y esa alma, empieza a soñar y a soñar… El Universo
abre sus ojos y pone a cada estrella en su lugar, el mar espera la orden de su
Luna para bailar, besa la montaña el cráter de su volcán y apacigua lava, se
preña la noche de maravillosa hermosura y empieza el gran concierto. Alma y
espíritu cortejan, nace intenso el amor, sufre el silencio por no escuchar y
redoblan las campanas para explicar, pureza de pasión. Llega el ángel y de su
espíritu la arranca, se pinta un hilo de plata y ocurre el viaje, del sueño de
un alma.
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