Quizás el Tiempo sea cruel, quizás el olvido no sea suficiente, quizás
existe el momento de la dulce necesidad, el instante en que las ansias espinan
tu piel, ese minuto en la noche en que tu vida solo pide, una caricia.
¿Quién
es mi Luna para negármela, si en su sonrisa veo que la quiere? ¿Quién es la
oscuridad para esconderla, si en su vehemente color respira ternuras entre mis
ceras? ¿Quién es el silencio para encubrirla si en mi poesía, lo respiro cada
vez que tarda la inspiración?¿Por qué el destino es incapaz de arrancarla de
tus manos y pegarla en mi cuerpo?¿Por qué debo cerrar mis ojos para imaginarla,
dejar que mis dedos recorran mi cuerpo para sentirla y esperar que toque mi
puerta hasta la llegada del alba?
No quiero una caricia que venga del
recuerdo, sino de tus manos. Quiero
sentir ese sentimiento enredado entre tus dedos que explique mi primer
escalofrío, quiero desear una y otra vez el suave pegamento de tu ternura en mi
piel, la caliente sensación de que estás a mi lado y que el orgullo de mi
hombre dormido, se sienta otra vez amado, querido y acariciado. Porque una
caricia extiende su palabra más allá de la sutil emoción, más allá del gesto y
más allá de la conocida razón. Una caricia, es dejar que tu alma en ella
escriba, es dejar que tu sangre fluya en mis arterias, es dejar que ese momento
le ponga nombre al aire y apellido al viento. Una caricia es muestra de amor
cuando late unísona con el corazón, es lluvia de primavera cuando huele a húmeda
tierra y es erotismo imaginado cuando permea piel capa tras capa, capa tras
capa y llega a la membrana de mi alma.
¡
Constructoras de falsas caricias, aléjense de mi cuerpo!. Pudor que mueres en
la conquista de un abrazo y no eres caricia para nadie, anquilosado sentimiento
de un podrido pasado, que invades intimidades y no sabes ni de dónde vienes.
Oscuro permiso de vida, eyaculador precoz, ansia reprimida y melancolía de
pecado que a veces te llamas caricia y solo eres el suave toque de la maldita
hipocresía. Caricia que te sueño, que te
deseo sentir, que cada noche te siento crecer, que muero por ti en la certeza
de que serás verdad.
Caricias
que con vuestra presencia, explicais todo, caricias tatuadas con ternura de alma
y fuerza de corazón, caricias que solo la pureza del amor, puede reinventar en
cada mano, en cada dedo y en cada piel. Quiero
poseer solo una de ellas, quiero que vibre en mi cuerpo como vibran las cuerdas
del violín del cielo cada vez que expande su azul, quiero sentirla tan profunda
que haga que tiemblen mis tintas cuando la escriba, quiero saborearla, quiero
olerla, quiero protegerla en su humedad de mujer y quiero verla de cerca para saber, que esa caricia,
lleva tu nombre.
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