Hace algún tiempo, más bien diría mucho
tiempo, escribí un cuento que se llamaba “El espejo del mar”. En él, cuento la
historia de unos niños que al ver que una nube gris roba del mar su espejo y ya
no refleja sus caritas, compran miles de cometas, juntan a muchos amigos y le
sustraen ese espejo a la negra nube para devolvérselo a su mar. Fue una
verdadera odisea y un canto a que no hay imposibles. Me escribí como uno de
esos niños y así lo sentí…Y hoy, vuelvo
a imaginar ese espejo de mi mar.
Llegué
a su frente y ante él me desnudé. Recordé mi nacimiento en su olor, mis
primeros pasos en su arena y mi aprendizaje en el nadar. Caminé y dejé que su
tibieza mediterránea acariciara mis rodillas, sentí el poder de su sal en mis
poros y su dulce bravura, clavando ternuras en mi piel. Miré sus azules ojos,
escondí en mi lengua el salpicar de sus primeras gotas y valiente observé
quedito su espejo. Me regaló una imagen, una pequeña poesía del recuerdo y una
brizna de miel de mi infancia: Era yo, era mi niño, que un día recuperó su
espejo, el niño que juntó miles de cometas y retó a la negra nube, el niño que
en sus deditos empezó a escribir su historia en ese mar y que jamás permitió
que el olvido lo arrancara de su sangre, el niño que ahora cuando el destino
pinta muerte, quiere sentir otra vez el abrazo de su espuma.
Su
espejo quedó tatuado en la nostalgia de aquella Barcelona, en aquel junio de 1975, en aquella noche de
San Juan, en aquel equinoccio rebelde incluso para las brujas en su aquelarre,
en aquel pasaje del tiempo en que la dulce libertad asomaba poder y el dictador
empezaba a dormir su falsa eternidad. Por doquier brillaban los reprimidos
cantautores, el maltratado idioma bailaba por las calles y se abrían los libros
escondidos en el Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat. El destino de la
independencia asomaba sorprendido entre viejas ventanas y el “Cant dels
Segadors”, retumbaba fuerte e intenso,
en las sienes de nuestra Senyera.
Mar
Mediterráneo, cuna de odiseas y travesías, dador de olas que atravesaron las
dulces sangres de guerras y genocidios, valedor de los más sublimes
sentimientos encarnados en el viaje de atrevidos poetas y cautivador de los más
increíbles sueños de la humanidad. Mar que me viste nacer y ahora me recuerdas
en tu espejo tal y como era: Un pedacito de ser que en ti creció, que en ti amó
y que en ti, hoy me atrevo a escribir el significado de mis sueños.
En ti
comparto mis miedos y me enredas en tus olas, en ti comparto mi saliva y la
enjuagas con tus burbujas, en ti reflejo mis temblores y los calmas con tu sal,
en ti explico mi vida y me llenas de inmensidad. En tu arena amé, en tus olas
desahogué mis inquietudes, en tu bravura me sentí y en tu calma, siempre te
abracé. Pero hoy, es un día especial, ese día que haré el amor contigo hasta
que mi Luna recele, hasta que las estrellas se hagan polvo por ser parte de ti
y hasta que tu espejo me refleje tal y como soy. Hoy te haré mío, en tu
plenitud…
Ven,
porque en tu orilla estoy sentado, siénteme y dame una señal, deja que tu
espuma resbale entre los dedos de mis pies, deja que tu brisa contagie mi piel
y déjame hablarte en la profundidad de tus pequeñas olas. Recuérdame, yo soy
ese niño que te devolvió tu espejo, ese niño que creía en los milagros y ese
niño que tenía amigos. Hoy todo ha cambiado, menos tú. Porque te detuviste en
el tiempo y pintaste en ti las sonrisa de aquellos niños. Ahora tu espejo es
una fotografía de aquel maravilloso momento, un lienzo de aquel cielo y la
poesía que ese día en ti, escribieron
las estrellas. No quise venir solo, les hablé a esos niños que eran mis amigos
y ninguno hoy me acompaña. Unos perdieron sus sueños, otros las ganas de vivir
y los demás tuvieron miedo de volver a reflejarse en lo que eran y llorar por
lo que son.
Te huelo
recio y preocupado, intenso y profundo, inmenso y tierno. Señálame el milagro
que rezaré por él, tu espejo me reflejará tal y como soy, sentiré otra vez tu
alma cautivadora y en la emoción zambulliré mi corazón en ti. Suena el trueno,
sube la marea, destella la sal el reflejo de las estrellas, burbujea empapada la
arena y vive una voz en mi sien, la voz de mi mar: “ Siempre te reflejo tal y
como eres, porque mi espejo refleja almas. Tu alma es de niño, tu corazón late
amor y tu cuerpo es transparente”.
Si
quieres verte tal y como eres, acércate al mar. Es su espejo verás tu alma,
sentirás los latidos de tu corazón y jamás sentirás una arruga en tu cuerpo, porque
ellas, solo son pinceladas de un pintor de cicatrices llamado vida y el espejo
del mar refleja cielo y en él, tu cuerpo es transparente, perfecto y sublime.
Atrévete y hazlo, porque verás tu alma y quizás sientas que nada ha cambiado,
que la pureza de tus sueños está intacta y que tu corazón sigue latiendo amor.
Te regalo el espejo de mi mar, ese espejo que un día le robó la negra nube y
que hoy respira profundo en la superficie, regala destellos de azul y cada día,
refleja el cielo del alma de quien lo mira.
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