Quiero volver a sentir esa nota,
ese acorde que junto a ti explicaba música, ese tono de amor que mi corazón
sobrecogía, ese pequeño destino que la humedad de cualquier lágrima
protegía…ese beso, que era melodía. Me sumergiré en el pentagrama de la
esquizofrenia, en la dulzura de una imaginada epopeya, en esa lucha del mar
contra su marea y de mi piel contra una caricia que un día fue guerra. ¡Ven
música! Deja que el violonchelo se ocupe de mi cielo, que la guitarra exprima
cada uno de mis anhelos y que el violín en su arco, me amarre entre sus celos.
¡Música! Arte y parte de este ser que
como humano, jamás tendrá excusa que de ti lo aparte ¡Música! Acorde de ángel,
poesía por el viento elegida, explicación que das sentido a cada uno de mis
días, poema, prosa del cielo y del Creador, una dulce caricia.
Desmayaré mis oídos para que por ti
sean poseídos, seré ciego cuando tu desnudez me quite el sentido, mudo cuando
tu gemido me exhale profundo y sordo cuando en mis entrañas, vibren los miedos
del inframundo oscuro. Con sabor te engulliré y en mi tacto cada acorde
abrazaré, te seré fiel y de ti cautivo viviré, te explicaré allá donde nadie te
quiera entender, de ti hablaré y mi boca llenaré, seré la tecla negra de un
piano que te tocará por ingravidez y el manotazo de un tambor que entre selvas,
te respirará una y otra y otra vez. Te idolatraré, te escribiré y te amaré
desde el fondo de mi ser, aunque quizás por ti, otros me dejen de querer.
¡Acorde! Minúscula partícula en
el átomo de la música, molécula ínfima en el sentimiento de la melodía, rasguño
de tiempo que explicas un espacio sin regreso, Universo paralelo que te viajo
lento y sin miedo, aire valiente que te expresas hermoso tanto si eres grito o un
bajo silencio en mi celo. Pedazo de vida que de la pasión escoges un hilo en
tanta humedad entretejida, pecado para el asceta que dormido sin querer te
respira e infierno para el amargado que tu bemol, en su pentagrama siempre
olvida. ¡Acorde! saliva bendita que la música en su boca sembró entre papilas,
magia en dedos nacida y a veces en sublime letra reprimida, silencio de poetas
para que la inspiración sea divina, maná de musas en el gran convite de la
mitología, veneno para almas impías y desierto que seca corazones en el desamor,
de una traicionada osadía.
¡Acorde! Principio de la música
y primera tinta de viejas notas, piedrita en el cráter de mi Luna y luz en el
destello cuando mi alma está sola, grano de sal, arena de cristal, cuarzo en el
ombligo de una vestal y mano tendida cuando el sentimiento es astral. Te amo,
te escucho, te vibro, te poseo y hago el amor contigo, a veces solo te
recuerdo, te maldigo, te odio y te digo que en mi soledad no tienes abrigo. Te
extraño, te toco cuando no estás a mi lado y te añoro si el tiempo está nublado,
si alguien le dijo al silencio que te mantuviera callado o cuando te equivocas
y piensas que eres humano. Dejo que mi dedo te acaricie cuando eres vaho de mi
ventana, que mis sábanas te arrullen cuando una de tus notas perdidas me
reclama, que mi piel te absorba cuando tu silencio mi alma desgarra y que mi
conciencia te haga memoria, cuando en el recuerdo fluyes de manera osada.
¡Acorde! Principio y fin,
sentimiento y parte de mi alma, rinconcito donde llora cada noche mi almohada, pintura
soñada, música abrazada, pedacito de vida que siempre vives entre mi boca, mi lengua, mis labios y
mi garganta. ¡Acorde! Animal salvaje que mamas en las ubres de mi linaje, dedos
de paje y uñas de coraje, alfiler que despiertas mis sentidos y toda la piel de
cualquier parte, emoción que de mi has de embriagarte, espada que a veces de lo vivido me haces
culpable…acorde de vida que lejos de ti, no soy nadie ni de nada soy parte.
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