Suave, aterciopelado y
punzante, vapor de ángel, nacido del alma, travieso y palabra exacta, compungido
y poco escrito, a veces reprimido, del pecado consentido, en el amor exigido y
siempre en el desamor , fingido y dolido.
Fluye el alma, el cuerpo
estremece deseo y la piel suda, el espacio calla, la ternura viaja y el amor se
pinta despacito en las entrañas. Un temblor camina, el pie sus dedos estira y
poco a poco nace un suspiro que sale del alma. Abraza la mujer su libido y el hombre
su cariño, el silencio esconde su verso, el mar le grita al río, el sueño es
perverso, los impulsos están idos y una música es oída en el limbo de los
sentidos.
Ven, dibujemos un gemido,
ese momento de profundo destino, esa lágrima que en su gota no vive el frío, ese
pedacito de miel que al abrazo da sentido, ese acorde por los dos consentido y
ese instante en que lo humano, parece divino. Ven, dejemos que nuestras manos
lo moldeen, que en el vientre viva pervertido, que en el poro se sienta abrigado
y que en el último aliento, lo respiremos extasiados.
Ven, porque contigo quiero
sentirlo, dormirlo, acurrucarlo, amanecerlo y entre tus brazos recordarlo. Ven
porque contigo quiero gritarlo, escucharlo, poseerlo, amarlo y soñarlo cada vez
que su eco, en mis sienes haga vibrar su orgasmo. Ven porque contigo necesito
saborearlo, ensalivarlo, degustarlo y comerlo… y después, cuando en el tiempo
parezca olvidado le pediré a mi corazón que lo lata, porque sabe que en su
membrana, lo escribí con tintas de oro y plata.
Ven, porque contigo quiero
hacerlo, estirarlo y penetrarlo sin tiempo ni condición, sentir su contorsión, el olor de tanta
seducción, la sensibilidad de su don y ese movimiento terso que funde anhelo e
ilusión. Ven porque lo crearemos, le daremos sentido a nuestra pasión, lo
sentiremos profundo, le daremos aliento y cuando el silencio nos abrace lento,
lo sellaremos con un beso.
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