Suenan en mi cuerpo los tambores
de guerra, el vello eriza piel, la caricia se desea, la pasión suda y el tiempo
espera. Tus manos son decisión y sobre mis hombros condición, tu mirada
penetra, mi lengua ansía, tus labios provocan, mis dedos caminan, tu boca se
atreve y una media luz en erótica melodía se convierte. Desgarras mi camisa,
los botones se pierden, una cera se prende, un tinto resbala y la copa se abre,
la música es diferente, tu pezón mi pecho rasga y entre tus cabellos hago mía
tu espalda y se abre un deseo en mi garganta. Me pide tu cuerpo que lo llene de
nata y entre ríos de saliva te explico un sueño que nace de mi ansia, el libido
es querido, el silencio por el suspiro oprimido y el pecado reconocido cuando
en tu vientre, se abre dulce tu ombligo. Siénteme porque en mi luz no hay
olvido, poséeme porque dentro está el paraíso, grítame porque mi nombre será el
título de tu libro, ámame en lo más profundo porque en cinco minutos serás mía y
no habrá poeta en este mundo que pueda escribir tanta poesía.
¡Mujer! Compro tu alma y la
penetro con tanto amor que mi deseo toca cada poro de su membrana, le doy tanto
calor que en la mirada se desnuda, me muestra de que está hecha y absorbo una belleza hecha de
vainillas y dulzura. Escribo el verso
que la explica toda, dejo que mis tintas absorba y leo en ella tanta pasión que
cuando a mi Luna mira, se arrodilla y le muestra sumisión. ¡Amor! Sé que ya no
hay más desnudez bajo tu piel, que de tus nervios ya embriagué mi sed, que no
hay poro en tus labios que no haya recorrido y que no hay sudor que mi corazón de ti no haya absorbido. ¡Cariño! Explícame
otra vez porque tanta ternura se desdobla en cielo desde tu niñez, porque tus
caricias están hechas de ese maná que solo el universo es capaz de ofrecer,
porque tus ojos roban la mirada del rayo cuando atraviesan todos los rincones
de mi alma y por qué cada uno de tus besos, escriben amor en cada ala de mi
ángel, en cada comisura de mi cama y en cada silencio que en mi soledad se amaga.
Ven y dame la mano porque hoy haremos
el amor bailando, escucharás ese primer latido cuando pegado a tu pecho suene
despacio, te sostendré en el viento, elegante se vestirá nuestro espacio y tu
contorsión robará mis manos. Seguiré tus pasos, despacito quitaré tu ropa y
entre tus ojos me sentiré amado, el deseo será ansiado, el ritmo venerado y
cada beso sostendrá mi cuerpo a tu cuerpo pegado. El cielo desplegará su
firmamento, La Luna sus velos, la rosa sus pétalos y nuestra noche será música,
baile y danza de anhelos. Pedirá la estrella un momento, el trueno al rayo un
silencio, el musgo a su hongo que se esté quieto y el bosque a su grillo que
calle porque no puede oír lo perverso…Y te estirarás en mi toda, te dejarás
llevar por mis notas, de mis brazos te irás y a mi pecho pegada regresarás, la
melodía nos emborrachará, la vela gritará por más oscuridad y un añejo tinto
entre nuestras bocas chorreará. El equilibrio se perderá, la imaginación
derramará su condición y el aire suspirará cuando en el suelo nos empecemos a
amar. Poros erizados, alientos sudados, salivas entre bocas confundidas,
caricias divinas, seducción consentida, sensualidad pedida, amor total… expresión
de vida. Me pedirás dentro y por tu
espalda vaciaré a besos un primer deseo, me dirás que necesitas más, que de mi
olor te quieres embriagar, que una humedad quieres saciar y será entonces cuando
en el infierno el pecado arderá, el tiempo su tic tac callará y la mirada te
explicará que en el amor soy un hombre de verdad. ¡Atrévete! Porque el baile no
debe cesar, desinhíbete, abre tu mujer y déjala en libertad, cierra los ojos,
siénteme, respírame que yo jamás te he de exhalar, reviéntame porque de tu amor
lleno no quiero estar, acaríciame porque si un verso en mi piel he de tener,
será ese que rime con tu huella, tus gotas, tu olor y las tildes de tu amor.
¡Ven! Abracemos perversidad, juntemos al paraíso con la humanidad, digámosle a
la naturaleza que un arcoíris está por llegar y rebocémonos por el suelo como
dos niños en orfandad: tus muslos sobre mi cara, tu vientre entre mis vellos
dejo que lata, tus pezones en mi cadera sudada, tu boca de mi vigor llena y
enamorada, tus manos en mis rodillas escribiendo ansias, tus cabellos nadando
sobre el limbo de mi cuerpo como gata encelada, tu mirada perdida entre mis
sábanas y tu corazón vibrando, sobre una pasión desbocada. En ti se hunde mi
garganta, la profunda lengua escribe en
saliva que mi sangre te ama, un sudor nada, el deseo empaña cien ventanas y la
música, esa música que leyó pasión en nuestra danza, sigue borracha y recitando
amor, en el fondo del alma.
Déjame que te sienta de nuevo y
dime de qué está hecho el verso que en tu piel nada, dime que tan profundo es
el sentimiento que de ti emana y dime por favor por qué tu recuerdo tiene mi
memoria posesionada. ¡Dímelo! Explícamelo con peras y manzanas, con dedos y
besos, con ternuras y caricias deseadas, con miradas, con poesía y con unas letras
que en sus tildes, corra tu alma. ¡Abrázame! Deja que el silencio sea nada, que
de seda se vista mi almohada, que la ventana ni con el rocío se abra y que
cuando susurres una palabra, ésta sea solo, el gemido de tu alma.
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